Con una completa convicción afirmo que Assassin´s
Creed y Warcraft han sido fracasos, obviamente no me refiero a sus millonarias
sagas de videojuegos, sino a las adaptaciones cinematográficas, las cuáles han tenido 18%
y 28% (respectivamente) de aceptación en Rottentomatoes, un triste ejemplo sobre la vieja consigna “no hay una buena película de videojuegos”. De todas maneras para los estudios lo importante
siempre ha sido la taquilla, 240 y 433 millones, solo Warcraft recupera con la mitad sus gastos, son datos que hablan claro, reitero han sido fracasos. Dos casos
ya típicos para este tipo de adaptaciones, y aun así no acaba la
esperanza de ver algo a la altura, este entusiasmo es muy especial, porque no
son solo los fans quienes están atentos, las compañías siguen interesadas.
Por eso todo el mundo
esperaba a Castlevania, desde su anuncio el programa cargaba la pesada cruz de
ser LA OBRA, esa encargada de iniciar en la etapa contemporánea dignas adaptaciones, lo
importante no es alcanzar la popularidad que en su día tuvo Pokemon, basta con brindar
la confianza suficiente. Su responsabilidad, iniciar la reacción en escala.
Y ha empezado, Castlevania ha recibido el rotten fresh con
un robusto 90% de aceptación. Las compañías no han tardado en
pronunciarse, Nintendo tan recelosa con sus franquicias contempla series de
Star Fox o Metroid, Ubisoft decide reintentar con Assassin´s creed. La señal ya
es real, la época de las adaptaciones ha empezado. Netflix va a la cabeza,
gracias a una primera temporada imperfecta pero justa para devolver la ilusión.
CONTIENE SPOILERS DE CASTLEVANIA
Siendo claros, esta adaptación es una interpretación de la
obra, básicamente le han dado una historia hecha y derecha a lo acontecido en
Castlevania III, no es radical ni fuera de lugar, resulta creíble, por ejemplo:
Al protagonista le han dado una personalidad, no es carismático ni rompedor, su
concepción no está en ser recordado sino en resultarnos familiar. Hay
diferencias entre un estereotipo y un arquetipo, Trevor Belmont es parte de lo
segundo, ayuda a introducirnos en su universo; Le acompañan Sypha Belnades y
Adrian Tepes. Los personajes en conjunto son respetuosos con la obra de referencia,
y este es uno de los mejores puntos del programa, no usa el “fanservice” como mero aperitivo, en cambio aprovecha cada
uno de los elementos del videojuego a su favor, lo vemos en el escenario o en las
emblemáticas escenas.
He inclusive hay una capa de profundidad, Castlevania
III no cuenta con un enfoque general, como si la tendrán sus hermanos mayores. Por lo
tanto esta adaptación cuenta con nuevas ideas que desembocan temáticas, como el
deber, presente en los tres protagonistas, ellos cuentan con la misma misión, la
diferencia está en sus razones: honor, venganza, destino. O las consecuencias, caracterizado a través de un mundo corrupto
castigado por sus pecados o la desaparición de la familia Belmont, y en
especial la ciencia vs fe, ambiente que recuerda a la edad media.
Todos estos elementos le darían el estatuto de ser un programa completo, excepto que cuenta con un innegable error. El tiempo, la falta de esté, esta “temporada” tiene 4 capítulos, incapaz de sostenerse por sí sola, nos damos la idea de sus temas pero por encima de
todo es una introducción, un mero prólogo a lo que se viene, han dejado la semilla. Lo tenemos claro una vez
terminamos el programa, Netflix planteo esto como un experimento.
Por ultimo las notables diferencias entre anime japonés y en
el resto del mundo, Mothers Basement y Digibro explican a profundidad el tema. Hay algo claro, el movimiento del anime americano aun no
captura del todo una personalidad, en este caso tenemos la dirección pausada intentando
ser solemne, enfocada en la expresividad, que resultan en momentos extraños porque es imposible
lograr una familiaridad, los japoneses lo contrarrestan usando varios ángulos,
cambiando el eje, enfoque y desenfoque, en cambio Castlevania se mantiene en lo
básico.
Pero lo ha logrado, Castlevania tienen un enorme mérito, ha
demostrado que es posible unir audiencia con crítica, nos ha vuelto a dar la ilusión,
ha prendido una pequeña llama. La más importante.
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