Para quienes no estaban familiarizados con la novela, la
primera temporada de Konosuba dejó una impresión única. La reacción se debió a
la promulgación de una obra dentro del popular género Isekai que no se comportaba bajo sus formas y detalles
característicos, por el contrario, simplificaba excesivamente los métodos
más comunes logrando construir una atmósfera que rememora al Slice for Life a
la vez que se presta a la calificación de parodia.
Entre estos sorprendidos espectadores yo me encontraba, le
adquirí bastante cariño a la primera temporada y estaba bastante emocionado por
lo que me traería su continuación, finalmente he aquí la reseña de la segunda
temporada, no hay spoilers.
Konosuba se presentaba como un programa que no trataba algún
tema en particular, sólo se introducía como una historia Isekai simplificando
varias de las exageraciones comunes. O al menos esa era mi perspectiva de la
primera temporada, bastante tiempo ha pasado desde entonces y tanto la forma en
cómo interpreto, entiendo y aprendo se han ido enriqueciendo.
Sigo creyendo que no trata algún tema en particular, sin
embargo, si considero que la forma ha logrado desarrollarse hacia un enfoque,
así fuera de forma inconsciente. Los personajes principales de Konosuba van
formalizando sus relaciones personales, en la primera temporada vimos que se
fueron conociendo, tanto en las características positivas y negativas. En la segunda se encargarán de reforzar las conexiones y
darles un sentido.
Si bien parece lógico que toda (o por al menos su mayoría)
obra ha de tener un desarrollo de personajes y sus relaciones entre estos,
logra tener más relevancia en Konosuba porque al ser un Isekai que carece un
objetivo prioritario, se focalizará en el cómo sucede en vez de para qué o por
qué sucede. Claro que Kazuma tiene un objetivo, derrotar al rey demonio, sólo
que él tiene claro que tal cosa es bastante difícil que ocurra así que no la
trata demasiado en serio y por lo tanto el
interés radica en el viaje en vez de la meta. Por eso es válido afirmar que
Konosuba se enfoca en el desarrollo de las relaciones personales de sus
personajes.
Ya conciso este aspecto, queda claro que la evolución se
dará a través de situaciones que pruebe el lazo social existente entre los protagonistas,
una técnica que a la vez facilita el humor y el desarrollo. En conjunto, una metodología muy sólida. Comprobado
a lo largo de la temporada, como en el episodio 4, la propuesta de matrimonio a
Lalatina Dustiness. No sólo hay diálogos divertidos, la relación entre Kazuma y
Darkness está siendo más cercana y hay pequeñas acciones que luego tendrán
incidencias directas en otros capítulos, como el papel de Megumin en el
exterminio de los monstruos que rodean la ciudad.
También es buen ejemplo el arco final en la ciudad de
Alcanretia, no sólo avanzaron las relaciones entre Aqua y el resto de sus
compañeros, también es escenario de la mejor batalla del programa donde son
físicamente visibles las conexiones entre ellos. Una lucha coreografiada gracias a que se conocen, tanto en
habilidades como en debilidades.
Así mismo el grato uso de las consecuencias que tiene cada
acción logra que la obra sepa pasar de notables huecos de guión, manteniendo tal sentido de la uniformidad
que se sigue prestando como parodia del género. Este mismo principio se
aplica a la evolución de los personajes, ninguno con algún poder venido de la
nada, sólo trabajo en equipo.
Por cierto, como ya me he referido, la primera temporada es
más comparable al Slice for Life que al Isekai. La segunda pierde bastante de la contextualización pacífica por una más épica,
no obstante, esta transformación no es demasiado repentina o abrupta, es
bastante lógica y coherente, además no elimina por completo su carácter
intimista, sólo le reemplaza de forma parcial con la clásica acción del género.
El elenco de
personajes sigue siendo tan entrañable como en la primera temporada, han
avanzado respecto a sus arquetipos
aunque tampoco se desprenden de esto (igualmente no es necesario que lo
hicieran) se siguen regodeando dentro de sus límites, es por eso que resultan
tan agradables. También se merecen un reconocimiento la profundización en
varios secundarios, como Wiz, Yunyun o Vanir.
El director sigue siendo el mismo, Takaomi Kanasaki, hecho
que se continúa evidenciando en cómo la serie es contada. En los hechos más
tranquilos su dirección repite la misma
fórmula de la temporada previa, planos amplios donde se prioriza más el
escenario y cómo los personajes puede interactuar con este, secuencias con
cortes con bajo efecto dramático y alto cómico.
La evolución que si resulta notable es el planteamiento de
las secuencias de acción, en la batalla contra Hans se utilizan planos típicos de
los enfrentamientos Shonen, a la vez le intercalan con secciones cómicas que en
vez de entorpecer el ritmo de batalla lo agilizan. Todo para concluir en un
épico movimiento de Aqua, una escena que
no tiene nada que envidiar a las grandes producciones Isekai, gracias a su
brillante ejecución y planteamiento. Sin olvidarnos del gran trabajo alrededor
de la animación.
Konosuba es estéticamente austero desde la primera
temporada, modelos simples y entornos detallados a nivel apreciable más no
alabable. Una característica que le permite concentrarse en la creación de
movimientos suaves y fluidos, relucientes expresiones y coherente intercambio físico
entre sus personajes. Especialmente destacable su trabajo en las físicas,
dimensiones y por supuesto, la batalla final, donde el trabajo alrededor de
Aqua logró que su movimiento final fuese
tan impactante como debería ser.
El trío de las Seiyus
sigue mantiene su excelente dedicación, cada chica continua debiendo gran
parte de su personalidad al sobresaliente trabajo alrededor de las voces. Sus
expresiones mantienen las particularidades únicas, equivalente a la descripción
alrededor de la banda sonora. Continúan siendo melodías medievales en términos más
tranquilos, convenientes al tono del programa.
El Opening es absolutamente
genial porque funciona como una mini historia en sí mismo, un recordatorio
de cómo y cuáles son las dinámicas del grupo, todo acompañado de una pegadiza
canción. El ending emula el mismo tono que el respectivo de la temporada previa,
en esta ocasión se enfoca especialmente en Kazuma y en el día de cada chica,
para finalizar con la sensación hogareña tan especial de Konosuba, que irónicamente
no suele estar presente entre otras obras del género.
Construida en sólidas bases, la segunda temporada de
Konosuba logra expandir todos sus aspectos positivos y así lograr una digna
continuación. Trabajando en la relación entre los personajes, por lo tanto,
mejorando en sí mismo a estos, ha alcanzado una entrega firme, que mantiene a la vez que propone y a la
que no le falta nada.
God Bless
Megumi!
God Bless
Aqua!
God Bless
Darkness!
God Bless
THIS WONDERFUL WORLD!!
7/7
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