Mientras escribo esta reseña, la quinta parte de los JoJos
(Ougon no Kaze) es el anime #34 en el top de los mejores animes en My Anime
List, irónico que la parte más criticada sea la que, por ahora, alberga la
mejor posición. A la vez era previsible, desde que en 2013 terminó la primera
temporada (animada por David Production) su popularidad ha ido creciendo,
parte tras parte, un caso atípico pero entendible gracias a la vigente y muy
devota fanaticada, encargada de mantener al programa en la atención colectiva,
de recomendarlo con vehemencia, tal vez demasiada.
Me alegra ver el aumento de los fanáticos, ha implicado una mayor
importancia en las consideraciones sobre lo mejor del medio y del creciente
número de ventas, lo que significa que inevitablemente serán adaptadas las dos
últimas partes. No importa lo “especial” que es Stone Ocean, apuesto a que
desbancará a la quinta parte, y finalmente, en esta década, veremos la
adaptación más esperada y factible de nuestra interminable lista de deseos. El
único anime capaz de superar a Dios (FMA: B), la opinión en que la mayoría
de JoJofags logra coincidir, la mejor parte, la parte 7: Steel Ball Run.
Bueno, me estoy adelantando un poco, regresemos a lo básico.
Si no conoces Jojos Bizarre Adventures, te estas perdiendo una de las mayores
religiones no oficiales de Japón, cuya predicación está en pleno auge alrededor
de todo el mundo, sobre todo occidente, un grupo misionero del que hoy, de
forma oficial, quiero anunciar mi sentida militancia.
Me encanta el manga y el anime, desde antes que comenzará el
blog he querido escribirle un completo reportaje, sin embargo, es una tarea
bastante (bastante) titánica, así que en vez de una larga tesis he optado
por la “disección” serializada, evidentemente cada entrega corresponderá a
una parte. Quiero escribir sobre el anime, así que están provisionalmente
descartadas la sexta y séptima parte (provisionalmente).
Serán reseñas, no análisis de una adaptación, no obstante,
mencionaré de forma constante al manga porque escribir sobre el anime de los JoJos
es imposible sin aludir al material original. Consideraré que como lector ya
has leído/visto la obra, no me contendré en ningún sentido respecto a los
spoilers. Si eres alguien completamente ajeno, te invito a que la leas y/o
veas, emprenderás un viaje del que seguro no te arrepentirás.
Hirohiko Araki ya había escrito un par de obras antes de
comenzar los Jojos en 1986, historias simples donde se nota cierto talento.
Aficionado al manga desde que era un niño, fue gracias a los múltiples halagos
de sus compañeros lo que le animó a dedicarse como Mangaka. Sus primeros
trabajos no fueron sobresalientes pero tampoco eran ignorados, sus superiores
notaban su potencial. Debido a una discusión con su editor decide canalizar
sus ideas en su trabajo más grande hasta esa fecha, el comienzo de una
trilogía, “JoJos Bizarre Adventures Part 1 Jonathan Joestar: His Youth” posteriormente
rebautizada como Phantom Blood.
Una de mis particularidades favoritas sobre la saga es la
marcada diferencia en cuánto a estructura y tono entre las mismas, en este caso,
la primera parte es una tragedia victoriana. Tal descripción no sólo se basa
porque suceda durante la Inglaterra del reinado de Victoria, sino porque cuenta
con las características primordiales de obras pertenecientes a la corriente,
tales como las relaciones familiares, la creciente importancia de la razón, el
sentido del deber o el honor, teniendo como escenario la Londres industrial.
Lo anterior está presente desde la unidad primordial:
Jonathan Joestar y Dio Brando, protagonista y antagonista (respectivamente), el
trágico dúo. Jonathan pertenece a los Joestar, una familia noble, hijo
único de un atento padre, su objetivo es convertirse en alguien merecedor del
título de caballero. Dio Brando nace en los barrios bajos de Londres, su
familia sólo constituye de un padre borracho, tiene como único objetivo
sobrevivir a cualquier costo.
Desde lo más básico se observa el esfuerzo de Araki en
volverlos lo más dispares posible, ubicando a cada uno en los extremos de la
sociedad inglesa, asignándole metas fácilmente clasificables como las
correspondientes a una actitud buena o mala. La intención para la creación de Jonathan
es convertirlo en el símbolo de toda la saga: Recto, justo, bondadoso,
valiente, puro, con dignidad y una voluntad inquebrantable, la intencionada
falta de defectos es lo que le ha valido la (injusta) percepción como el JoJo
más aburrido. Jonathan es temáticamente el incansable bien y justicia,
dispuestos a asumir su deber hasta las últimas consecuencias.
Araki intentó que el lector simpatizará así fuera un
poco con Dio Brando, al ubicarle en un entorno y situación precaria, pero desde el
primer capítulo queda muy claro que es, ante todo, el mal personificado,
nuevamente todo lo contrario a lo que representa Jonathan. No sólo son las
condiciones en las que creció, en sí mismo, el siempre ha sido malvado.
Carismático, manipulador y profundamente egocéntrico, sin olvidarnos de su
tremenda inteligencia y astucia, su estatus como el enemigo de la saga le sería
conferido después pero desde el comienzo queda claro que cuenta con todas las
características para asumir tal papel.
Ninguno de los 2 personajes es complejo, se aferran y
representan vehemente los valores a los que están respectivamente asociados, y
no necesitaban más. La marcada diferencia entre ambos es el mayor beneficio
al ritmo de la historia, con su clásica estructura de introducción, desarrollo,
giro y resolución. Al comienzo se prioriza la diferencia de astucia e
intenciones entre los 2 hermanastros, con las reiteradas derrotas de Jonathan
hasta su aislamiento, posteriormente Dio pierde su humanidad, JoJo comienza su
entrenamiento y llega el tramo final.
Su corta duración corresponde a su enfoque de presentación a
la vez que es válida por sí misma, Araki quería durar lo necesario para
abordar las temáticas planteadas a la par que dejará el terreno para las
futuras exploraciones. Acorde a lo descrito en los últimos párrafos, es
evidente que existen las bases para adentrarse en las intenciones sobre lo que
quería tratar Araki.
Si bien hay presencia de las mencionadas vertientes típicas
de la tragedia victoriana, el tema fundamental de esta parte (y mayormente
extrapolable a toda las consecuentes) es la fuerza inherente de la humanidad,
capaz de recuperarse de las peores batallas y superarse al poder enfrentarlas. He
aquí la obsesión de los JoJos respecto a la fuerza, más allá de los diseños
con notas de inspiración desde la popularidad de las películas de acción con
hombres musculosos (Arnold o Sylvester) durante el final de los 80, las
estatuas italianas o griegas, la presencia de antiguas mitologías, es la
representación literal/visual de que el hombre, la humanidad, puede superar con
su voluntad y perseverancia (sin necesidad de dioses o máquinas) los problemas
que le son impuestos.
El Hammon es la misteriosa energía capaz de potenciar las
habilidades físicas de una persona, es latente en todas las personas pero sólo
aquellos dedicados a estudiarla, entrenarse y perfeccionarla, son capaces de utilizarla.
Otro evidente aporte a cómo cada quien
cuenta con la posibilidad de ser de los más fuertes, si se esfuerza en ello.
Si bien Jonathan tiene un prominente talento natural, sólo hasta cuándo se
dedica a entrenar conscientemente adquiere el poder que anhelaba, ahora si
podrá estar a la altura de las circunstancias.
Eso no quiere decir que automáticamente sea superior a sus
contrincantes, aquí tiene importancia otro de los emblemas de la franquicia, batallas
decididas por la astucia y rápido pensamiento de los enfrentados. Jonathan no
triunfa en los enfrentamientos cruciales porque sea ÉL, sino porque es capaz de
adaptarse rápidamente al curso de la pelea. Entender los poderes, habilidades e
intenciones del adversario para de ahí aprovechar sus fortalezas. Tal enfoque
se iría mejorando parte a parte, como una espada en un yunque.
El Hammon se obtiene a partir del correcto uso y
potenciación de diversas técnicas de respiración, un detalle incidente durante
varios enfrentamientos, y en esa época, un enfoque lo suficientemente original
como para ser algo fresco a los típicos poderes brindados por hechos divinos o
destinados a ser. Descripción igualmente válida para la naturaleza del
antagonista.
La misteriosa máscara de piedra, desencadenante de
absolutamente todo lo posterior. Durante esta parte sólo tenemos cierta idea
sobre su origen, culturas antiguas que la veneraban y utilizaban (sabemos un
poco más en el manga). El halo de misterio beneficia a la extrañeza e
imposibilidad de los poderes capaces de brindar, siendo el objeto ideal para
darle el último empujón al total contraste entre JoJo y Dio, la humanidad vs
no humanidad.
La famosa declaración de Brando “Renuncio a mi humanidad”,
es la perfecta síntesis del pensamiento y accionar de Dio, no teme deshacerse
de su más esencial característica con tal de sobrevivir. Los beneficios
ciertamente le dan razón y coherencia a su decisión, alcanzar la eterna
juventud, invulnerabilidad a prácticamente cualquier ataque, creación de
esbirros bajo su entera voluntad, además de habilidades físicas sobrehumanas,
inclusive se le denomina vampiro. No queda rastro de humanidad.
La derrota de Jonathan debería ser obvia, sin embargo,
persevera, aguanta y reintenta, no podría ser más evidente el completo abordaje
de Araki sobre la temática. Sólo falta el perfecto final, la guinda en el
pastel. La muerte de Jonathan se considera algo impensable para ese tiempo,
no en vano, nos referimos a la mismísima muerte de un protagonista en una serie
Jump, el último toque que necesitaba Jonathan para elevarse como símbolo
irrevocable.
Su sacrificio es en valor de salvar la vida de su amada y un
bebé ajeno, a la vez que le brinda un misericordioso final a quién le complico su
existencia desde la adolescencia, todo con una sonrisa en el rostro. Todavía
más leña al valor que puede llegar a ser la humanidad. Cerrando al completo su
figura, papel y existencia, brindando una poderosa antorcha, lista para ser
heredada.
Y así pese a que Dio se convierte en un ser casi perfecto
sólo puede sentir estupefacción al ver fallecer a Jonathan, ciertamente sabía
que no era inmortal y todavía es incapaz de procesarlo. El ser más humano
admirado por quien renunció a su naturaleza. La actitud de Brando iría
cambiando conforme fueron sucediendo las futuras partes, pero en ese momento,
en ese final, es la culminación de su aprendizaje, de cómo aunque creyera haber
superado sus debilidades, fue completamente derrotado.
Los demás personajes son utilizados para canalizar las otras
vertientes temáticas de la obra, admirable considerando el poco tiempo que
tuvieron durante la historia, ya de por sí corta. Comenzando por la waifu más
famosa de la década (eh, casi nada) el imbatible Speedwagon, sobre cómo
consiguió lograr tanta fanaticada con tan poco tiempo se debe a su evolución,
inicia de criminal pero cambia por la impresión que le produce Jonathan, desde
entonces se dedica a apoyarlo lo mejor posible como compañero.
Siendo incapaz de poder controlar el Hammon viaja junto a
Jonathan, decidido a involucrarse lo mejor posible, y de hecho cumple con sus
intenciones. Tiene participación a lo largo de los enfrentamientos, menores
aunque cruciales apariciones. Todo un amigo, personaje que serviría de
modelo para sus futuros “sucesores”. Por supuesto, también es la representación
sobre como la redención es posible sí se aspira a la misma, de aunque sea el más humano del grupo eso no implica cobardía. The Ultimate Waifu.
William Zeppeli es el mentor de Jonathan, la introducción a
las fuerzas sobrenaturales. Lo más interesante sobre su personaje es la
canalización de una temática presente en segundo plano del protagónico, una que
cobraría completa importancia desde la próxima parte: El destino.
Zeppeli inicia su travesía porque ha decidido un destino, la
meta de deshacer con sus propias manos la maldición culpable de su tragedia. Lo
primordial sobre el abordaje del destino es que no es abordado como hechos inescapables,
sino como el máximo sentido del deber. Zeppeli se impone un destino porque así
debe ser para cumplir con lo que considera su obligación. Jonathan y Dio
estuvieron destinados a luchar porque ambos se esforzaron en que así fuera, el
destino está en manos de los hombres.
No va en contra de la predicación principal de la obra, la
fuerza si es capaz de superar cualquier obstáculo con tal de existir esfuerzo,
alcanzando ese destino al que tanto aspira.
La madre de la dinastía JoJo es Erina Peddlenton, una tímida
y valiente dama inglesa. Presente desde la introducción de Jonathan, fueron el
uno para otro en el poco tiempo que estuvieron juntos. Ciertamente tiene muy
poca participación, aunque es la necesaria para darle más valor al sacrificio
de JoJo. La gran matrona de la saga, de inconmensurable valor para las
futuras generaciones.
Aparte de Dio y su ejército de zombis, Tarkus y Bruford son
los otros antagonistas destacables. Podrían haberse tratado sólo de mero
obstáculo para dar tiempo y espacio al enfrentamiento contra Dio, sin embargo, los
utilizaron para involucrar las 2 temáticas, la fuerza humana y el destino.
Bruford supera su rencor gracias a la admiración que le produjo la voluntad de
Jonathan, Tarkus es el culpable de volver una realidad el destino de Zeppeli.
Participaciones útiles para dotarlo de vinculación con lo contado, volviéndolos
parte de la historia.
Los personajes más desconectados son los últimos en aparecer,
los maestros en Hammon Straizo, Tonpetty y Dire. Tienen menores participaciones
y sólo uno tiene importancia en el futuro. Hasta el corto arco de Poco sigue al
mensaje de la obra. Bastante incomprensible su inclusión considerando el corto
tiempo que abarca la historia.
Aparte de los últimos mencionados, la temática de JoJo
supera la suposición, es auténtica, tratada desde diversos personajes, cada uno
resalta a su manera con más fuerza el mensaje de la misma, y es por eso que me
es una introducción encantadora. Podrá ser un comienzo, pero como tal, no
teme ser una obertura sólida para cada ángulo, de lograr valerse por sí misma e
invitar a quedarnos por más.
Si hay una crítica válida y ciertamente innegable es que
Araki se pasó un poquito en los mamadisímos de los diseños, al punto que
actualmente los dibuja acorde a su estilo actual (el que ha cambiado desde la
cuarta parte). Afortunadamente el anime supo capturar la grandeza del cuerpo
masculino sin que hubiera necesidad de llegar a los extremos del manga, Dio
y Jonathan continúan igual de intimidantemente poderosos. Conforme irían
transcurriendo las próximas historias el diseño de personajes se iría siendo
más extravagante, aunque desde el comienzo mostraba la habilidad para capturar
su personalidad en una figura identificable.
Referente a las JoJo poses, antes de comenzar Phantom Blood
Araki fue de viaje a Italia, en una galería se maravilló por las esculturas de
Gian Lorenzo Bernini, su belleza e intensidad le convenció de intentar plasmar
lo mismo a través de su trazo. He ahí la explicación sobre su necesidad de
utilizar poses dramáticas (bendito sea este viaje).
El inconfundible diseño de Speedwagon y Zeppeli, los
múltiples trajes que utiliza Jonathan, la primigenia figura vampiresca de Dios,
creaciones que brillan aún más al verlas a color y en movimiento. David
Production le debe su popularidad y relevancia actual a su trabajo en los JoJos,
aunque han animado más obras, ninguna está medianamente cerca de repetir el
mismo éxito. Por cierto, siempre es bueno recomendar Hataraku Saibou (aún no
veo Fire Force, esperen hasta enero).
El equipo de producción contó con un nutrido equipo de
talentosos animadores, aunque la serie tampoco se ha destacado (al menos en
esta parte) por ser un programa Sakuga. Por supuesto que cuentan con varias
secciones muy fluidas en las batallas, más no hay ninguna secuencia calificable
como “excepcional”. Pero tampoco es un error porque Naokatsu Tsuda sabe cómo
utilizar los recursos a su disposición.
Las batallas se conforman mayoritariamente de
acción-reacción, pero cuando se necesita capturar la crudeza del movimiento,
sin cortes, lo hace. En otras palabras, Tsuda sabe dónde y cómo utilizar lo
mejor de su equipo, además de respetar las intenciones de Araki en el manga.
Normalmente se esfuerza para que el transcurrir sea ágil para el espectador,
mantenerlo atento sobre lo que va aconteciendo, capturarlo durante los
enfrentamientos físicos, irlo acostumbrando al ritmo de la obra.
Hay un considerable número de imágenes estáticas, sobre todo
en los monólogos o reflexiones de los personajes, que hábilmente evita volverse
tedioso gracias a otra de sus más emblemáticas identidades estéticas, el
cambio de la paleta de colores. Enfoque presente desde las versiones
oficiales y no oficiales colorizadas del manga, donde se frecuentan los tonos
extravagantes para reforzar lo bizarro y extraño de sus aventuras.
No es rotar entre paletas sino cambiar a estas cada vez que
el director considera necesario, resultando perfecto. Le dota de todavía
mejor atractivo visual a lo que está sucediendo, sumado a que en general el
programa ya cuenta con una cómoda paleta. El trabajo artístico en los fondos
también merece formar parte de estas alabanzas, está sumamente cuidado, fiel a
los escenarios del manga y hábil en representarlos en interacción y
profundidad.
Son varios los se quejan sobre la censura en la adaptación y
razón no les falta, es innegable que los instantes de mayor crueldad han sido
suavizados, pero considero que se debe a facilitar la animación, porque no se
han omitido o cambiadas. Las intenciones son las mismas pese a que sus
formas no sean las mismas, valoro que David Production haya optado por esta
vía.
Si bien los tracks más representativos los tendremos para
Battle Tendency, sería injusto olvidarnos del trabajo de Hayato Matsuo. Una
extraña, aunque atractiva y adictiva fusión de tonos modernos, supernaturales y
clásicos, además de ser extremadamente completa para una serie tan corta. Por
supuesto, ninguna reseña de JoJo se puede considerar válida sino se realiza
mención al Opening definitivo: Sono Chi no Sadame no es el Opening de
Phantom Blood, es el Opening de Jojos Bizarre Adventures, con la distintiva
animación y sus referencias a las próximas partes (esperemos su regreso para la
parte 7, créditos para el equipo de Kamikaze Douga). Así mismo Rondabout podrá ser extraño al comienzo, más una vez nos
acostumbramos podemos fascinarnos por cómo lo utilizan para darle misterio y
emoción por el próximo episodio durante el segmento final. Un pequeño detalle
con tanta fuerza como para convertirse en todo un meme.
Recomiendo el genial Cover de Shoko |
Kazuyuki Okitsu quien le dio voz a la caballerosidad y
firmeza de Jonathan junto al ya legendario perfomance de Takehito Koyasu como
el WRYYYYYYYY de Dio. Un perfecto dueto para representar el extremo
antagonismo, sobre todo Koyasu, Brando no tendría el mismo impacto sino
fuera por sus profundas, teatrales y fascinantes intervenciones. El resto
de Seiyuus también es el mejor que se podría haber pedido.
Así se conformo Phantom Blood, el comienzo de la saga que
más nuevos adeptos ha ido ganando en el transcurso de la década. Es usual verla
en lo último de los Tops de las partes y es previsible, es la historia más típica
de todas y la que menor dura, donde mayormente son ideas que luego serían plenamente
explotadas. No obstante, esto no descalifica ni ningunea a su sólido comienzo,
las temáticas fueron tratadas, los cimientos fueron impuestos a la par que la
obra, hay esfuerzo y dedicación en volver disfrutable y entretenido a esta tensa
rivalidad, trabajo bien invertido, que cumple enteramente sus objetivos.
Así se abre el telón para la tragedia Joestar,
la larga sombra de Dio,
los engranajes generacionales.
Han comenzado las bizarras
aventuras de los JoJos.
8/10
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