Hace dos años decidí comenzar a ver las series Gundam, busque diversas guías por internet, hilos de foros, reportajes… todo era tan contradictorio que decidí verlo por orden cronológico (este es mi consejo para quien quiera iniciar en la franquicia). Vi la original, que me encanta, proseguí con Z (mi Gundam preferido hasta la fecha) y me reí con ZZ. Desde el comienzo quise escribirle reseña a cada Gundam (si, cada uno) entonces se me ocurrió otra estructura que finalmente no termino resultando, opté por dejar provisionalmente aparcado el proyecto.
Así hasta comenzar la “segunda fase” (ya me explicaré),
decidí no ignorarlo más y hoy finalmente doy comienzo con mi idea original, una
reseña de cada Gundam, comenzando por la serie Ova de 1991, Stardust Memories.
¿Y respecto a las anteriores? War in the Pocket saldrá este año, desconozco la
fecha pero será este año, mientras que las 3 primeras deberán esperar, en
compensación me comprometo a escribirles un análisis hecho y derecho, no en
vano, son la piedra angular de toda la
franquicia.
Por lo tanto, hoy doy por inaugurado este prometedor y
extremadamente largo viaje, espero (de verdad lo hago) cumplir con tan ambicioso
objetivo, sin más, empieza este viaje hacia la guerra, a los corazones de los
hombres, a las estrellas.
Previamente me he referido a una “segunda fase”, corresponde
a la segunda estructura que pensé para abordar la franquicia sin embargo el
contenido se me alargaba a límites absurdos, optando nuevamente por dividirlo.
Estas fases son agrupaciones de
programas consecutivos cronológicamente, organizados acorde a mis criterios,
la primera fase abarca la serie original, Zeta, ZZ y Char´s Counterattack,
debido a que encierran cierto arco centrado en Amuro y Char, instauran las
bases temáticas y narrativas replicadas y exploradas posteriormente en decenas
de veces, son el comienzo del universo más importante (Universal Century), constituyen
la referencia estética por antonomasia, siendo en conjunto, una visión muy
sólida de Tomino.
La segunda fase es la ampliación del universo Gundam a través
de la participación de nuevos directores utilizando el formato Ova, aunque
igual contaría con la dirección de Tomino en 2 proyectos, una película y otra
serie. Sinceramente no he terminado de decidir hasta cuando iría esta “fase”
(este fue otro de los inconvenientes de mi enfoque), conforme vaya avanzando
iré mejorando y complementando la estructura.
Como ya he mencionado, Stardust Memories es una serie Ova
que comienza en mayo de 1991, episodios de 30 minutos de duración, programados
a estreno mensual o bimensual, siendo el último lanzado en septiembre de 1992.
Segunda serie Ova para la franquicia, segunda en contar con nuevos directores,
y sin la participación directa de Tomino en el guión.
Basándonos sólo en la producción aparenta el estar “alejada”
de las férreas formas de la franquicia Gundam, como no contar con la
supervisión de Tomino, ser producción Ova asegurándole mayor presupuesto y
mejor planificación, y estar temporalmente ubicado en zona virgen, sin embargo,
Stardust Memories es Gundam hasta la
médula.
La mayoría de los programas Mecha tiene la presencia del
destino de una u otra manera, ya sea porque son el medio para enfrentarse a un
futuro aparentemente inescapable (Tengen Toppa Gurren Laggan), son el
inevitable deber (Evangelion) o directamente porque los pilotos son “Los
Elegidos”, Gundam desde su primera serie contaba con las 3, que junto a otros
hilos narrativos terminarían de constituir el
carácter cíclico de la franquicia.
El elegido, usualmente algún joven excepcionalmente
talentoso para manejar el Gundam de turno, se ve antagonizado con el enemigo,
un hábil soldado del bando contrario, un enfrentamiento destinado que no
terminará hasta la muerte de alguno de los 2, ambos se ven conectados a niveles
más allá del físico sea por su naturaleza o porque comparten una relación
sentimental hacia la misma chica, al final, sólo les aguarda la tragedia.
Esta “guía cósmica” no es explícitamente aplicable a cada
obra, la mayor excepción son las Ovas de War in the Pocket o la película F91, además
de algunas discrepancias en la historia de Judau Ashta (MSG ZZ). Stardust
Crusaders tiene ciertas variaciones, pero sin duda, cumple completamente con ser una “historia gundam”.
Una de las primeras excepciones es el misticismo de “El
Elegido” para el piloto protagonista, Kou Uraki. Si bien cuenta con interés
hacia el Gundam y refleja entusiasmo por entenderlo y manejarlo, carece del
talento sobrehumano de los “predecesores”. Requiere entrenar y pulir sus
habilidades, reflejándose en una agradecido reforzamiento de esta dedicación hacia la mejora, ideal para complementar la usual visión madura de la franquicia
respecto a los conflictos bélicos.
Otra diferencia es la falta de Newtypes, brindando a cada
escamaruza una nueva capa de credibilidad, puesto que todos los movimientos no
se deben a una innata habilidad sino a pura práctica y dedicación, más una
pizca de suerte. También es notable el acercamiento a la parte más técnica de
las máquinas, si bien desde la primera serie hay presencia de la carrera
tecnológica entre ambas facciones, en esta ocasión los protagonistas tienen
conocimiento especializado, ya sea por afición o profesión, los mechas cada vez
son más monstruosos y certeros, hay nuevas máquinas cataclísmicas, y eso afecta
a los pilotos.
El sentido del deber y la responsabilidad es una constante
temática en Gundam desde el cuestionamiento sobre lo correcto de utilizar a
niños como soldados en las guerras, a partir de entonces ha habido una multitud
de muy interesantes actitudes al respecto, sobre todo en la serie original y la
secuela. Stardust Memories tiene como
principal eje temático la exploración del sentido del deber.
Aprovechando que carece de niños soldado, puede centrarse
completamente en los dilemas de soldados regulares del ejército, concretamente
a través de 4 hilos narrativos, el protagonista, el antagonista, la conexión y
el experimentado.
La presión de los pilotos se ve agravada frente al inmenso
avance de las máquinas, ahora no sólo deben sobrevivir, deben estar a la
altura. Esa es la situación por la que atraviesa Uraki al comienzo, podrá tener
entusiasmo pero sigue sin llenar los zapatos, el empujón final para su
obstinación lo alcanza por una mescolanza de admiración, necesidad de impresión
y rencor (justamente con los otros 3 hilos narrativos). Durante la segunda parte su sentido del deber se vierte completamente
en obsesión, como suele pasar con los protagonistas de Gundam.
El antagonista principal es Anavel Gato, si bien hay más
contrarios, sólo uno tiene relevancia históricamente significativa debido a que
está directamente involucrado con otra serie, poco aportan o destacan los
demás, y ni hace falta, Gato es
suficiente para acarrear todo el bando contrario. Tales acciones y
justificaciones están basadas en el deber que tiene con el pasado, con las
vidas pérdidas bajo su cargo.
Otra de los típicos esquemas Gundam es adultos vs jóvenes,
los primeros son personas encerradas en el egoísmo, capaces de hacer cualquier
cosa con tal de lograr su objetivo, mientras que los jóvenes son optimistas,
empáticos y entusiastas. Stardust no abraza por completo este seguimiento, la
figura de Gato podrá ser obsesiva con actitudes autodestructivas, sin embargo,
somos capaces de entender las razones detrás del actuar, eso ya es decir más
que la manada de sociópatas de los Titanes.
Anavel abandona todo con tal de cumplir su deber, dispuesto
a dar hasta la vida. Una actitud completamente contraria a Uraki que sólo
buscaba validarse a sí mismo, he ahí una
de las principales razones de la tensa rivalidad. Gato asume por completo
cualquier cosa que le sea responsable, ser una inspiración para sus hombres, un
hábil soldado, la esperanza de una oportunidad.
Podrá sonar un poco grosero denominar a Nina como la
“conexión” porque estoy reduciendo al personaje y etcétera, aunque tampoco es
como si hubiera razones de peso para afirmarse lo contrario, no en vano, la
reflexión acerca de los pensamientos de los ingenieros respecto a las
mortíferas maquinas que han colaborado en diseñar y mejorar no pasa de más de
una escena (que estaba enfocada en otro aspecto narrativo).
Nina es una conexión entre los 2 principales. El sentido del deber de su personaje si bien es abordado al
comienzo, para el tramo final se echa de lado en favor de un reciente conflicto
con más peso en la trama. Una lástima, su
hilo narrativo es uno de los mayores puntos flacos de toda la serie.
En realidad “el experimentado” se refiere a 2 personajes, al
superior directo de Uraki y a un veterano cuya aparición acontece en la mitad
de la serie. Ambos personajes tienen una participación corta y potente, el
sentido del deber para dos soldados experimentados, uno quien le teme al
cambio, otro hastiado del cambio, ambos completamente absortos en su
testarudez.
Con los 4 hilos narrativos, pese a que dos no están a la
altura, son los suficientemente pasables como para considerar al programa de
“buen Gundam”. Los demás secundarios sólo cuentan con las apariciones
suficientes para considerar su existencia, tampoco son malos, sencillamente no pasan de ser funcionales en el momento
que debían serlo.
Reconocidas la presencia del deber y de la juventud, sólo
nos queda el destino, y he aquí la gran particularidad de Stardust Memories, cumple enteramente con las formas de la
franquicia pero acosta de sí misma. La serie fue dirigida por dos
directores, los primeros 7 episodios son de la legendaria Mitsuko Kase (primera
mujer en dirigir una serie Mecha), los demás estuvieron a cargo de Takashi
Imanishi (actualmente, dirige MSG: The Origin), mientras que tenemos a 3
guionistas, Ekinori Endo, Yoshitake Suzuki y Ryousuke Takashi.
De alguna forma la producción era capaz de mantenerlo todo
en orden, sin embargo, la escritura no sale tan bien parada, los últimos giros
finales construyen al conflicto amoroso que va correspondiente al “inevitable
ciclo cósmico”, y no deja de ser algo
inventado sobre la marcha. Basta con someterlo a una pequeña examinación en
la coherencia respecto a los episodios previos y es imposible no notar sus
flaquezas. Ósea que sí, pero no.
Ciertamente no es requisito indispensable el contar con
algún desarrollo acerca del destino para considerarlo como una buena serie
Gundam, inmediatamente tenemos a War in the Pocket para demostrar lo contrario,
es sólo que hay reconocimiento del ciclo por parte de los escritores y se
aventuraron a replicarlo, evidentemente, no
obtiene el mejor resultado.
Tampoco es un desperdicio o pérdida, gracias a este le debemos
la mayor parte de expectativa del “que ocurrirá” en los últimos episodios. El
inconveniente como ya se ha mencionado, es el retroceso de los hilos temáticos ya
establecidos en favor de algo salido de la nada. Reitero, intenta ser Gundam acosta de sí misma.
Cada director realiza una correcta labor en el segmento de
historia asignado, teniendo una serie muy variada en cuánto a representaciones
visuales del contexto por el que atraviesa el protagonista. Hay un típico
manejo para la introducción temporal y de personajes, una introspección de
metas y sentimientos en medio de una gran y solitaria ciudad, acción
contemplativa y acción de espectáculo.
Encuadres, montajes, ángulos, que brillan todavía más por el
notable y considerable presupuesto, es
sin duda el mejor Gundam a nivel visual (de lo que he visto hasta la
fecha), decenas y decenas de planos que merecen ser enmarcados sea por su
manejo del color, el detalle de los dibujos, el manejo del espacio, lo
expresivo de su composición. Y todavía faltan los halagos para las animaciones
del movimiento, mechas pegando, volando, esquivando, todo con peso y
majestuosidad, las absorbentes explosiones de vívidos colores, los detallados
fondos tanto espaciales como lunares. Una preciosidad, es el único adjetivo capaz de hacerle justicia.
La música está a cargo de Mitsuo Hagita, captura la melancolía de la serie de la forma apropiada, no es de las
bandas sonoras más memorables, no obstante, está lejos de ser meramente un
extra, tiene un gran timing con la obra. Brinda
el encanto sonoro que necesitaban sus fuertes visuales (siempre alabanzas
al inmenso trabajo del diseño de sonido de la saga).
El primer Opening es “The Winner” de Miki Matsubara, el segundo
es “Men of Destinity” de IMO, los endings son, respectivamente, “Magic” y
“Evergreen” de Jacob Wheeler y MIO. He de quedarme con “Magic”, terminar el
episodio escuchando la melodía reafirma el carácter melancólico de la serie.
Porque este es en últimas el sentimiento predominante, en
medio del portento artístico, las tribulaciones de la guerra, las reflexiones
del deber; los personajes no terminan de
sobreponerse a las adversidades, la tristeza parece impregnar su futuro y
el recordado y querido final de la serie sólo acentúa este sentimiento, sólo
hay algunos celebrando porque desconocen el terrible futuro que les espera.
Stardust Memories se queda a un suspiro de sus aspiraciones
y pretensiones, los personajes llevados a buen puerto, importancia en el UC e
impresionantes visuales logran que salga a flote, podrá ser no tan imponente
como sus hermanos mayores, más tampoco es un lastre en la franquicia. Es otra tragedia estelar, tan bella como errónea.
Y así da comienzo este largo y ambicioso proyecto, les
aseguro unos tiempos de espera similares a los de Pretty Cure. Pero las ganas,
expectativa y emoción están ahí. Como diría la gran Sora Naegino “No importa el
tiempo que demore, lo lograré”.
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