Hace 4 meses comencé la revisión de la franquicia de Pretty Cure. Su primera serie terminó consolidase como una obra sólida, logró dejarme una buena impresión y tener altas expectativas por las venideras. La bien lograda cohesión de sus partes es una ideal coincidencia porque nos beneficia para la creación de una base respecto a cómo analizar y enfocar las consecuentes, de ahora en adelante no exploraré a profundidad cada aspecto como si hice con la primera (en referente a su relación o innovación con el subgénero), sino que se la comparare respecto a la original.
Sin embargo, Max Heart es una excepción a esta regla, tal
como mencionaba en la anterior reseña, desconocía que la próxima serie fuera
una continuación directa (actualmente desconozco si alguna de las próximas es
secuela directa de una previa). En cualquier caso, se tomará en consideración
el cómo se aprovecha el mundo construido y las interacciones de los personajes
hacia este y entre estos, de tal forma que analicemos el valor que tiene
como lo que es, una secuela. Con todo lo anterior aclarado, comencemos.
La primera temporada finalizaba con el fin del año escolar
de Honoka y Nagisa, Mepel y Mipel entraban en un estado de suspensión, Porum
regresaba al reino de la luz y el reino de la oscuridad estaba aparentemente
derrotado. Max Heart comienza con la aparición de 2 seres que desencadenan la
oleada de acontecimientos que serán el contexto para el último año de
secundaria, Hikari y Hikaru, ambos representan respectivamente la resurrección
de la reina de la luz y la resurrección del rey de la oscuridad (para aclarar,
esta reseña tiene spoilers medios, lo anterior pertenece al episodio 3).
Hikari es la gran novedad narrativa y temáticamente,
se convertirá en la tercera Magical Girl, convirtiendo a las Pretty Cure en un
trío, así que hay un compromiso de cambio sobre las dinámicas de combate e
interacción entre estas, además de lo que implica la creación de todo un nuevo
personaje en un universo narrativo ya establecido. Respecto a las ya conocidas,
se debe explorar como afrontan los nuevos compromisos que han adquirido al
formar parte de las estudiantes de último curso, las múltiples dudas y nuevas
responsabilidades. Viéndolo en conjunto, relacionando las dos principales
vertientes de la obra, la temática predominante es la confrontación al
inevitable cambio.
Hikari es la reencarnación de la reina sin que ella misma
sea consciente de tal, ósea, desconoce completamente su origen o deber, más
sigue siendo un avatar donde crece la reina, funcionando como el centro para la
reencarnación de la misma. Ahí se deben reunir los Hartiels que representan
rasgos de la personalidad de la reina que, junto al corazón, terminarán de
completar los elementos requeridos y así, resucitar a la reina. Como se puede
inferir, Hikari es sumamente importante, la trama gira absolutamente alrededor
de ella, convirtiéndola en el factor más fundamental sobre la solidez de esta
temporada, una asignación demasiado grande, tanto que termina atentando
contra la obra.
En un inicio la inexistente personalidad de Hikari no es
inconveniente, no en vano su aparición es súbita, sin actitudes inherentemente
propias ni mucho menos expectativas o deberes, es sólo un caparazón vacío. Lo
cuestionable va desde el cómo la involucran al universo narrativo, se
comprende que la conexión con Honoka y Nagisa puede deberse a alguna excusa
sobre el destino o similares, pero enlazarla a la fuerza con Akane no fue la
mejor de las soluciones.
Por supuesto que Akane es uno de los personajes más
interesantes de la temporada previa, y es todo un placer tener más escenas que
la involucren. Y precisamente, debido a ello, considero que se merecía más
espacio a través de una mejor manera. Ciertamente desarrolla con Hikari una
relación de apoyo y respeto (sobre todo muy pura y sincera), sólo que pensar
como casi que la han obligado a tenerla puede trastabillar un poco. Bueno,
dejémoslo pasar por el buen mini arco dedicado a explorar sus motivaciones.
Hikari a lo largo del programa va formando su personalidad,
actitudes amables, protectoras, honestas y amables, una encantadora y muy pura
muchacha, no obstante, es básicamente imposible tratarla como una chica normal
de secundaria, y es que, pese a los avances respecto a su caracterización, siguen
igual de intactos y vacíos sus grados de vinculación con el mundo.
Darle amigas, aspiraciones, entornos, y por qué no, hasta un
enamorado, podría haberle dado a Hikari la tan necesaria involucración con el
entorno que tanto se merecía. Por mucho que lo mencione en el último episodio,
si le restamos sus interacciones con Honoka y Nagisa, poco queda acerca de
ella.
Tiene amigas con relevancia en 2 episodios, su única aspiración es ayudar
en el Tako Café (comprendo esta actitud, pero es lo único que hace) y es
invisible fuera de sus 3 círculos sociales.
Debido a que nunca logra integrarse completamente al grupo
porque no existe fuera de este, la confrontación del personaje con su destino y
la decisión de su posición frente al inevitable cambio, carece del peso que
podría tener, es lo esperado y por las razones previsibles, sigue
quirúrgicamente separada de los demás. De tal forma que eliminarla no
generará daño o impacto para más allá de 5 personas. El principal representante
del eje temático está fundamentalmente roto.
Nagisa y Honoka salen mejor paradas, obviamente gran parte
se debe a que ambas ya contaban con un propio arco de personaje, y el programa
abre con las interesantes asignaciones sobre como cada una será la líder de su
respectivo club, lamentablemente igual que con la trama de Hikari, este
potencial fue desperdiciado.
Que cada una asumiese la respectiva dirección si era
bastante predecible y coherente, Nagisa siempre fue la estrella del equipo, ser
la capitana dio pie a capítulos sobre el desarrollo de la responsabilidad,
liderazgo, tacto y compromiso, no obstante, los 2 últimos episodios que cuentan
con una trama de este tipo, hubiesen tenido aún más fuerza si contarán con más
episodios sobre el equipo de Lacrosse (y espacio hubo), además de estrechar la
relación de Nagisa con la prometedora Kouhai. Aunque podría calificarse como
pasable.
En cambio, el liderazgo de Honoka es netamente
intrascendente, tuvo muy poca cantidad de tiempo (y créanme, espacio hubo),
no termina creando una atmósfera de compañerismo porque estas compañeras sólo
se pueden calificar de desconocidas, los 2 únicos capítulos del tema son
sobradamente buenos. Una lástima que no se le dedicará más escenas, la
despedida poco se le puede calificar como tal.
Es fuera del entorno escolar donde sí se nota el crecimiento
de las chicas. Tanto Honoka como Nagisa se enfrentaban a numerosos dilemas
acerca de su futuro y la actitud que deben tomar hacia este, la presión sobre
decidir a que se quisieran dedicar, el elegir donde labrarse su educación, la
relación con los demás miembros de su familia, todas son decisiones
correctamente abordadas en maravillosos episodios, sobre todo quiero
destacar la historia de amor de Nagisa.
Desde la temporada pasada a Nagisa le gusta FujiP (y vamos,
como no quererlo). En Max Heart aparte del sonrojos, malentendidos y mimos,
ella finalmente acepta estar enamorada, reflejando los pasos agigantados de su
aceptación hacia sí misma. Podrá ser una relación extremadamente idealizada,
pero considerando el target principal del público, me es completamente válida.
Sin duda las chicas han madurado, pese a ello no puedo
calificarla como el abordaje que la serie merecía, había bases de sobra para
lograr definir un poco mejor las actitudes adoptadas o el cómo van creciendo
como hijas o amigas. Empeora considerando que estamos ante una despedida
definitiva, al último capítulo le falta la fuerza y el espíritu del
anterior desenlace, no es un “Un gusto haberlas conocido” sino “Hasta luego”.
Casi me hacen querer una tercera temporada (aunque luego recuerdo lo irregular
de Max Heart y por eso el casi).
Mepel y Mipel, carecen de importancia más allá de ser los
catalizadores para la transformación. Esta vez nuestro dúo protagónico son
Pollun y Lulun, la segunda sólo aparece en la última mitad del programa. El
desarrollo de Pollun gira alrededor del crecimiento de su relación con Hikari,
el cómo se van tomando aprecio, confianza y dedicación, para así formar una
sólida amistad, parecida a la relación de Mepel con Nagisa a excepción de la
diferencia de edad (y que se llevan mejor).
Durante la segunda parte, Lulun ocupa el lugar del “niño”
del grupo, afectando directamente a Pollun porque ahora debe demostrar sus
actitudes de hermano mayor. La interacción entre estos me es correcta, sobre
todo por los mensajes acerca de la convivencia y el asumir tus
responsabilidades como el mayor, Lulun poco tiene de especial más se deja pasar
considerando su corta edad. Se les debe a ambos varias de las mejores escenas
con Hikari y la disminución de la superficialidad de la misma.
La otra gran falla radica en la naturaleza y caracterización
de los contrarios. En la temporada previa hubo dos grupos de villanos, uno para
cada arco, los primeros fueron de inesperadas y atractivas personalidades, los
segundos cobraron interés al pasar de los episodios. Max Heart sólo cuenta con
un grupo de antagonistas que carecen de alguna de las cualidades de los
anteriores.
El único elemento rescatable es el diseño de estos (tan
bueno como siempre), del resto son aburridos esbirros que hacen retroceder a
la obra a los tiempos anteriores a Sailor Moon, una completa decepción.
Ellos ejercen de acompañantes a Hikaru, quien es la reencarnación del rey
Haaku, una vez la reina resucite. Al contrario que Hikari, desconoce mayormente
la situación y decide todavía menos, claro, siempre se puede excusar con la
premisa de que es un niño. Razón también funcional para el poco atractivo del
mismo.
Genera bastante emoción la conexión entre Hikari y Hikaru,
son escenas tensas, llenas de incertidumbre… pese a que nunca se explica la
razón de la misma. Yo no pido una enciclopedia para cada elemento, pero si
cohesión, que sencillamente no hay, se ha agregado porque hacía falta, en
espera de un contexto milagroso capaz de ejercer todo el razonamiento. Hikaru
se mantiene tan ambiguo que se duda si existía alguna clase de planificación
sobre qué sucedería con él (siendo aún más ridículo comparándolo con todos
los requisitos para la resurrección de la reina), para al final sólo ignorarle.
A nivel de estructura es exactamente igual al de la
temporada pasada, dos secciones, cada uno ocupando cerca de la mitad de la
obra, la única excepción es que son los mismos villanos para ambas. El
elemento que las divide es la llegada de Lulun a la tierra porque indica la
subida de poder para las Pretty Cure. Los capítulos son de tramas
episódicas con la única excepción del enfrentamiento final, varios sobradamente
buenos y otros exageradamente desperdiciados (reiterando la reiteración, hubo
espacio para el desarrollo de sus liderazgos).
Ya mencionaba en mi anterior temporada como me había
enamorado de su mundo, muy atractivos y simpáticos personajes en múltiples
facetas y áreas. En esta ocasión el balance sobre su evolución es, nuevamente, un
trabajo a medias. Aparte de la mencionada Akane, pocas son las chicas a las
que se explora, puedo mencionar a Chijo, la admirable Senpai o la prometedora
Kouhai, y sigue siendo una cantidad minúscula frente a la cantidad tan basta y
variada de personajes (Especialmente desperdiciado el entorno de Honoka).
En relación a cómo se han modificado las dinámicas de
combate en contemplación de un tercer aliado se podría resumir en “igual que al
anterior, pero con un tercero”. Honoka y Nagisa se enfrentan contra algún
villano, la están pasando mal, llega Hikari, activa alguno de sus poderes,
logran un ataque conjunto y alcanzan la victoria. El referido aporte de Hikari
son sólo versiones del “rayo de mármol” capaces de utilizarse en conjunto, por
lo tanto, ni siquiera han cambiado una de las fallas fundamentales de la
temporada previa, sólo la han extendido.
Los combates contra los enemigos de turno siguen sin tener
la importancia narrativa que deberían llegar a tener, porque de todas formas se
intuye que siempre contarán con el movimiento final definitivo capaz de
librarlas victoriosas del aprieto. No hay técnicas o estrategias resultado
de experiencia, lo que supone otro traste, porque infiere que no han aprendido
de los numerosos altercados a los que anteriormente se han enfrentado, verlas
combatir como primerizas es desalentador, deberían liderar, apoyar y defender a
Hikari, no al contrario.
¡ILUMINACIÓN! MÁXIMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA |
Al menos las peleas siguen siendo un espectáculo a nivel
visual… ¿Cierto?
No he encontrado quién es el director principal de la obra
(te estaría muy agradecido si llegaras a saber el dato), más si he encontrado
que Nishio Daisuke no siguió ejerciendo este cargo, también no continuaron
varios directores de episodio. El staff resultante que participó en la primera
temporada son Itou Nayuki, Takao Iwai, Toshikai Komura, Yasuo Yamayoshi y
Akifumi Zako.
Es notable la ausencia de Daisuke, porque si bien pudo
haberse debido a algún problema de administración en Toei, la dirección sufrió
un brusco cambio. Mientras en la primera temporada se priorizaba el golpe
limpio y visible, ubicando acción y reacción en la misma escena sin recorte
intermedio, el enfoque es completamente contrario en Max Heart. Cada batalla
(en serio, cada batalla) utiliza al corte para evitar mostrar el contacto, sólo
podemos ver la acción y reacción.
No es un enfoque malo, negativo o reprochable per se, no
obstante, se siente menor en espectáculo y emoción al de la temporada previa, sencillamente
no tiene un ritmo equiparable. Por supuesto que las respectivas secciones
están pulidamente animadas, son fluidas y claras, más siguen sin arreglar a la
escena, porque en general no alcanza esos valores de “placer visual”. No hay ni
una sola batalla que me resulte memorable, sólo uno que otro contacto. Un paso debajo.
Esto no implica que la dirección de las escenas que no
involucran enfrentamiento físico haya desmejorado, al contrario, se han
pulido, logrando alcanzar límites insospechados. Evidentemente depende del
enfoque que requiera el episodio, pero en su mayoría comprenden al tema del
mismo y lo expresan visualmente. Si el contexto es inherentemente de suspenso,
hay ángulos pocos comunes, largas secuencias, priorización de los silencios y
dominación del ambiente, si es un episodio de superación personal veremos al
personaje enlazado en el lugar donde interactúa o con los seres más cercanos,
una y otra estampilla de grandes encuadres logrando relucir lo mejor del sector
artístico del programa.
Porque si hay otro aspecto que logró mejorarse y superarse, es
el tremendo nivel de la dirección artística de los fondos, diseño de personajes
y paleta de colores. Un fuerte despliegue visual constante e inmersivo:
marcadas puestas de sol, nocturnos panorámicos, Kyoto, las montañas, diversas
situaciones que, sumadas a las locaciones de la previa temporada, dan un sólido
portafolio de preciosas locaciones.
El diseño de los nuevos personajes continua la línea de los
anteriores, ósea, entendibles, acordes y muy únicos, respecto a los viejos
conocidos siguen alimentándolos con nuevas y muy estilizadas expresiones, más
de una vez me he reído por sólo como se veían. Hasta los villanos que fueron de
los principales desaciertos, cuentan con una distinción visual única,
apreciaciones extrapolables al adversario episódico, con variadas y muy
creativas formas, que por su extrañeza logran evadir el ridículo (aunque lo
rozan frecuentemente).
Naoki Satou continua a cargo de la música, aparte de la
mayoría de tracks de la primera temporada agrega piezas correspondientes a los
nuevos personajes, todo lo que gira alrededor de Hikari son tonos ominosos,
propios a su figura como reina. El Opening es una variación del anterior, con
una animación también extremadamente parecida al predecesor, no logrando
batirlo en ninguno de los 2 aspectos.
Los nuevos Ending son “Impossible!? Possible!! In the
Alright?!” y “Wonder Winter Hooray”, el primero tiene la particularidad de
terminar en un baile grupal, mientras el segundo está extrañamente enfocado en
5 chicas (cuando deberían sólo ser 3). Nuevamente, no es tan mal (sobre todo
Wonder Winter) pero carecen del brillo que si alcanzaban los previos.
Como recordaran, la primera temporada la vi doblada y me
encontré la sorpresa de que Max Heart también fue doblada y por el mismo
talentoso equipo. No tengo ninguna queja, las actrices continuaron
dotándole de pura personalidad a sus respectivos personajes, especialmente
notable su impresión en los sentimientos al momento de recitar las frases
típicas de cada episodio, esos ligeros cambios amortiguan lo monótono de la
historia.
Podría ser un programa pasable a nivel individual, pero como
secuela no deja de estar un escalón abajo en casi todos los aspectos. Ubicándola
en las llamadas “secuelas fallidas”, me parece casi injusto que así deba
cerrarse la historia de Honoka y Nagisa, espero volver a verlas (así sea como
invitadas especiales). Al final, el mayor ganador es Aiko Katsumata por su
impecable labor en el trabajo de los fondos, también todos los espectadores que
se quedaron con la primera temporada.
Futari wa Pretty Cure: Max Heart no logra estar ni
medianamente cercana a superar a su predecesora, podría decirse que al
menos captura una leve coherencia y consistencia sobre la evolución de sus
personajes principales, no obstante, considerando las bases de la obra, estas se
sienten mucho menores a lo que podría haber llegado a ser y, sobre todo, se ve afectado
por el nuevo personaje que, en vez de reforzar, diluye el mensaje. Su nivel artístico
es impresionante, una lástima que la dirección del enfrentamiento físico
tampoco haya estado a altura de las expectativas. Recordaré decenas de momentos
enmarcados en un aura de “a lo mejor”.
De todas formas, sólo voy 2 series, esto no hace más que
comenzar.
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