Esta vez no hubo que esperar 1 año, sólo la ínfima cifra de 3 meses, resultado tras haber reconsiderado mis prioridades. Si bien miro anime perteneciente al año actual, no es como si alguien me siguiera por mis afiladas opiniones de los últimos estrenos, es más, de mis últimos 20 textos (en esta página) 3 son de animes recientes y uno de ellos fue la premiación del 2019. ¿Seguirá habiendo premiaciones? Evidentemente, es algo que siempre me ha gustado y pretendo continuar, a mi ritmo, poco a poco. Si quieren un adelanto: Dorohedoro y Kaguya S2 compiten por la corona (ya casi termino con la temporada de Primavera).
Ocupándonos en nuestro
tema, Natsume S5 si tiene una estructura, un evidente hilo temático, sin
embargo, la considero menor a la temporada previa, eso sí, como pausa en vez de
“retroceso”, un tiempo de espera necesario antes de reanudar. Profundizaré desde
la perspectiva sobre la tonalidad general durante la próxima reseña, el casi
final de esta aventura (hasta que anuncien una S7, por el momento sólo hay 2
OVAS programadas para 2021).
Volvemos al pasado, pero no por medio de la superación sino como reflexión y conceptualización, además de construir o desvelar lo huecos que todavía quedaban en el mundo. De los 11 episodios, 6 están enmarcados bajo alguna de estas directrices y los otros 5 se concentran en importantes vertientes.
Los dedicados a la
construcción del contexto responden preguntas que teníamos casi desde el
comienzo de la serie, convirtiéndolos en momentos altamente anticipados. Como
es la resolución de dudas respecto a cómo funcionan y se ven constituidas las
instituciones de exorcistas, el trasfondo de sus amigos más cercanos e incluso
el ambiente del hogar anterior a su llegada. Nos iremos adentrando en los
abordajes en el orden mencionado.
La sociedad exorcista
es la dimensión más crucial si consideramos como contexto principal la
convivencia Youkai-Humanos, son la entidad de regulación y mediación entre
ambos. Su papel ha quedado implícito casi desde la segunda temporada, más no
había sido enteramente clarificado, los únicos ejes dónde obtener información
han sido Natori y Matora, como aliado y contrario. Dadas sus apariciones
casuales lo que llegamos a conocer es esporádico y lento, aunque el carácter
extremadamente contrario de los mismos facilita la definición del todo desde
cada uno de los bordes, por una parte, la exploración sobre los exorcistas
independientes más “morales” contrario a quién dirige la organización más
importante entre los exorcistas, alguien menos “moral”.
Y aún así lo que
Natsume llegará a saber pasaba por varios filtros de qué tanto querían revelar
o dejar implícito los otros, Natori por consideración, Matora por interés.
Hasta que en esta temporada a través de esos mismos personajes se empiezan a
desvelar aquellos engranajes de la estructura que sostiene al universo
conocido. El problema que abordan los episodios 3-5 es otro contacto directo
entre Natsume y la familia más poderosa, es una situación similar a varios
casos anteriores, sólo que está vez implica una advertencia directa, tiene cada
vez más consciente que no podrá seguir manteniéndose en una posición neutral,
su presencia, de por sí ya conocida, es cada vez más prominente.
El desenlace es
agridulce, una incomoda tregua entre ambas partes, a las que se le nota como
queda muchísimo por ser discutido, desarrollado y compartido. Queda a la espera
de que nuevos obstáculos irán ubicándose entre ambos, y el cómo cada quién irá
superándolo acorde a sus ideales y objetivos.
La participación
Natori sucede a través de 2 vías, una reflexión actual y la presentación de sus
experiencias. El primero antecede directamente al conflicto de Matoba, lo que
enmarca varias de las implicaciones del enfrentamiento, como a quién está
dispuesto a involucrar y hasta qué punto está dispuesto a recostarse en la
confianza que le están brindando, lecciones esperando a ser ratificadas en
alguna futura situación.
El pasado de Natori es
un “extra” que no me esperaba fuera presentado tan “libremente”, no sólo por
remover el aura de misterio detrás de uno de los personajes secundarios más
queridos sino porque fuera vía directa sobre la gran (e inesperada) cantidad de
historia de la que podíamos habernos esperado entre él y los funcionamientos
del sector exorcista. Es el acercamiento más directo que ha habido con tales
entidades, de todas formas, continúa manteniendo una gran parte en ascuas, esperando
a ser eventualmente revelado.
El mejor amigo de Natsume tiene su momento de protagonismo, otra anécdota sobre la niñez de Touma. Enmarcada bajo los estándares generales de la temporada, un acercamiento del pasado con lecciones para ser aplicadas en el devenir (sobre todo para Natsume), a destacar como ya ni siquiera es necesaria la mención sobre la confianza, la ratificación sobre cómo el desarrollo de las anteriores temporadas no ha sido en vano. En "No debe ser atado" tenemos otra historia protagonizada por Taki, el cómo se ata con un suceso perteneciente a 3 temporadas atrás, junto a Touma, son aquellos quienes mejor representan como entre lo humanos que no pueden ver a ese universo folclórico, se siente la soledad de la no-comunicación, y pese a ello, la vigencia del esfuerzo en intentar lograr contacto.
La retrospección a los
recuerdos de la pequeña casa no era estrictamente necesario. Conocíamos una que
otra memoria de Touko y Shigeru, donde ya se entrelucía un carácter amoroso y
caritativo, en sí, el episodio homónimo es un regalo, no una necesidad. Y
además uno precioso, lleno del tacto y cariño que ha sido emblema de la serie.
No hay mucho que destacar más allá de su mera existencia, y no hace falta, por
sí mismo conmueve todo lo que cabría de esperar.
Como notaremos, en sí Natsume no ha sido completamente el foco de la temporada, sus acciones siguen la línea de testigo u apoyo, con el reitero de lecciones reminiscentes a eventos similares. Los eventos que le pertenecen (aparte del enfrentamiento contra Matora) son los enfocados en desvelar la naturaleza, actitudes y comportamiento de Reiko, dos episodios, a comienzo y mitad de temporada. “Cambiando de forma” es uno de los más interesantes sobre el particular, concentrándose en esa percepción desde la familia, yendo a otros terrenos aparte de las observaciones frecuentes gracias a la situación fantástica. En cambio “El valle sin sonido” si es un típico acercamiento a Reiko, sobre su desapego y soledad, a destacar lo extremadamente tierno del Yokai, ha subido la barra.
Los dos capítulos “independientes”
son un reflejo prismático de la temática global y un testimonio sobre el
esfuerzo: En “La lluvia” otra vez Youkais y humanos sufren por la dimensión
inconciliable, el paso del tiempo, “Siguiendo la ruta” si es un pequeño relato
de un pequeño personaje. Sólo nos deja al episodio final “A los efímeros”, una
conjunción sobre los que han sido típicos cierres de temporada, una
retrospección sobre el estado actual de la historia, acontecida desde los
puntos de vista de los secundarios. Sirve como fuerte vínculo de cuál es la
percepción que se han ido formando de Natsume, cómo este ha forjado una huella en
sus diferentes contextos, si en temporadas previas era el descubrimiento de
cuánto él ha cambiado, ahora es sobre cuánto él ha ayudado a cambiar.
Venía el aviso y ha
llegado, cambio de estudio, Brain´s Base es relevado por Shuka, estudio principalmente
conocido por 91 Days y Durara!!, y se mantendrá encargado hasta, por lo menos, el
próximo par de Ovas. No encontré razones concretas para el cambio de estudio,
lo aduciré a excusas burocráticas de susurros entre productores, si alguien
encuentra alguna noticia donde expliquen los motivos detrás para la mudanza le
estaría muy agradecido.
Más no teman, podrá ser diferentes los lugares, pero no las personas que lo conforman. Mismo equipo creativo principal, es decir el mismo director y directores de episodios, Oomori Takahiro, la gran figura constante a lo largo de este viaje, sigue impregnando su realismo mágico a cada sobrenatural encuentro. Para una calificación con más adjetivos pueden remitirse a cualquier de mis pasadas reseñas, todas son aplicables en esta temporada, si acaso admirar como son más finas lo que ya era un trabajo destacable.
Yukihiro Shibutani y
Hiromi Miyawaki son el dueto artístico, el director de arte y encargado de los
colores (respectivamente), ambos vienen trabajando a la par desde la segunda
temporada, ya era necesario darle nombres a quienes se encargan de forjar una
de las identidades visuales emblemas del género. Su cálida paleta de tonos, los
densos colores que adquieren amaneceres o atardeceres, hasta el cambio visual
que representan la retrospectiva a los recuerdos. Esta temporada sigue a la
altura de las presentaciones que fueron asentando las previas.
Ni siquiera tuvimos
que sufrir por algún cambio de banda sonora, Makoto Yoshimori sigue a cargo,
con su trabajo tan pulido a como estamos acostumbrados, crédito que también
merece Takahiro por la huella hasta sonora que logro impregnar en todo Natsume.
El Opening es Takarabako, un compendio de presente y pasado con melodía
agradable, el ending Akane Sasu es un hermoso atardecer (y de Aimer!).
Ratificando, una pausa
en consideración a lo que está por venir, la temporada sólo cuenta con un
momento cumbre para la narrativa, el resto corresponde a los demás aspectos que
conforman la identidad de esta obra. En lo personal el capítulo flashback sobre
Shigeru y Touko, el pasado de Natori y el episodio final fueron mis preferidos,
entiendo el porqué de su necesidad en aminorar la marcha y mantengo alta expectativa
por lo que llegue a deparar la próxima temporada. Nos acercamos a las últimas
reseñas de está aventura que comenzó hace casi 2 años, y que ni idea de cuándo
finalizarán. Ha válido completamente la pena.
2 Comentarios
Y en cuanto a tu comentario del inicio, sí: Hata ahora Dorohedoro Y kaguya S2 son de las mejores aunque yo incluiria a Eizouken en esa pelea por el top 3...
Espero tu siguiente reseña compañero!
Muchas Gracias por leer!