THE HORIZON: EN LAS PALMAS DE DIOS

El siguiente análisis es mi interpretación de la obra desde el enfoque cristiano utilizado por el autor, demostrado a través de la inclusión de símbolos religiosos a lo largo de la misma, no refleja mis creencias ni (a falta de entrevistas, introspectivas o similares) tampoco es la interpretación “correcta u objetiva”. Si tienes algún apunte u observación, estás plenamente invitado a dejarla en los comentarios, con seguridad te responderé y así avanzaremos en la conversación.

Ji-Hoon Jeong es autor de 3 manwhas: The Horizon (2016), Mosquito War (2017) y The Boxer (2019), siendo su primera obra la más famosa y corta; The Horizon sólo cuenta con 21 capítulos divididos en 5 partes: El Chico y la Chica, el hombre extraño, el hombre en traje, la Chica y el epílogo. Sucede en un mundo post apocalíptico posterior a una enfermedad pandémica desconocida y una cruenta guerra sin bandos definidos, es decir, caos. El protagonista es “El Chico”, no tiene nombre ni edad, sólo es un Chico que sobrevive porque es lo que debería hacer, al principio de su viaje se encuentra a la Chica, una niña de edad similar, también sin nombre, ambos tomados de la mano caminan hacia adelante porque es lo que deberían hacer.

Los comentarios acerca de The Horizon se suelen concentrar en 2 puntos, ser únicamente mensaje y lo dolorosa que puede ser la historia en varios de sus segmentos, ambas observaciones igual de acertadas. La historia encuentra su justificación es a través del epílogo, donde Jeong utiliza los elementos planteados para dar una solidez al mensaje que tanto quiere brindar ¿Es algo negativo? En absoluto, no hay una norma universal que señale lo contrario, hablar de carencia de profundidad en los personajes ignorando al objetivo de la historia es contraproducente, eso sí, siempre y cuando los personajes sí correspondan a esa planificación.

La historia de El Chico es similar al libro de Job, el hombre justo del Antiguo Testamento, a quién se le prueba su fe por medio de sufrir consecutivas desgracias. Se ha descubierto que el libro de Job tiene raíces desde la antigua Sumeria (Loaré al señor de la Sabiduría) lo cual demuestra cuan antigua es esa pregunta para la humanidad “¿Por qué suceden desgracias a los justos?”. Ni el relato Sumerio o Job brindan una respuesta, el conocido final del libro del antiguo Testamento son las palabras de Dios “Cuánto hay bajo el cielo es mío”, lo cuál es un apunte sobre su grandeza, de cómo sus planes no pueden ser comprendidos por el hombre.

El Chico es sencillamente un infante atrapado en medio de la desgracia, no tiene pecados, es decir y resaltando lo evidente, es sólo un niño, ese es nuestro Job, un ser justo sufriendo desgracias. La historia lo utilizará como el vehículo para brindar una respuesta a esa antigua pregunta, sin embargo, desde el comienzo y a través de varias reflexiones en sus diferentes partes, Jin-Hoon la extiende, no es sólo la razón del porqué ocurren desgracias a los que son justos, es el mero hecho de tener infortunios, el mero hecho de existir entre lo desconocido, el mero hecho de “¿Por qué deberíamos seguir viviendo si sólo hay desgracias en el porvenir?

El hombre extraño es la primera parte de la historia, la temática podría englobarse como la pérdida de la inocencia o connotaciones similares, más considero que lo importante es asentar la relación entre el Chico y la Chica, porque tal como el Chico es un vehículo de la narrativa, la Chica existe para haber llegado a esa conclusión, sin que ello implique que únicamente sea de adorno. En el tramo final el destino de cada cuál pudiese haber sido intercambiado, y hubiéramos obtenido exactamente la misma conclusión, es decir, sea quien fuere, cada uno era el apoyo que necesitaba el otro.

Más allá de la utilidad que tenga la primera parte, cuenta elementos clave para definir la identidad visual de la trama, como el contraste entre los primeros paneles del primer capítulo fuertemente cargados de caos visceral para capítulos después estar rodeados mayormente de campo hasta donde alcance la vista, esa belleza que tiene la naturaleza casi intacta; así como aspectos determinantes en la narrativa como es la inclusión de una actitud que será crucial para la vida del Chico, la protección de lo querido.

Se va el hombre extraño, llega el hombre de traje. La segunda parte es menos sutil en sus intenciones, sobre si la vida tiene valor. Terminará y no presenta ninguna lección, es sólo una dicotomía del estado al que ha sido llevado la humanidad, el mismo escenario ha cambiado, la naturaleza es envuelta edificios y plazas, completamente vacíos, a excepción de unos cuántos escuadrones de soldados que hace tiempo perdieron su convicción, ahora sólo pelean por la supervivencia. El trajeado es el héroe que los rescató, es un médico y el asesino de los soldados dispersos en la ciudad. Sabe qué hace cosas incorrectas y contrarias a las creencias a las que les dedico el esfuerzo de su vida, pero en su justificación tiene que hacerlas, porque debería.

En este punto ya es notable una característica que será recalcada en el final precisamente por su ausencia y es respecto al no castigo ni retribución sobre los hechos ocurridos. Las cruentas situaciones que parece no tienen ese karma contra quienes han obrado mal. Podría parecer que El Medico es la excepción, no es así, él mataba desde lo que creía era lo que se debía hacer, no desde lo objetivamente justo.

El perdón y dar la otra mejilla, dos conceptos fundamentales en la moral cristiana (más no pertenecientes únicamente) y que impregnan la mayoría de narrativas desde entonces. No se expone a quienes son los causantes de los horrores, porque además es imposible, los dirigentes de la batalla no son ni insinuados y no se puede derrotar físicamente a un virus. En el único momento en que el Chico tiene la oportunidad de tomar represalias contra quien les hizo daño, se abstiene, puede que, por perdón, amor a los enemigos o amor a su propia humanidad, o una combinación de los tres, sigue creyendo que la vida tiene valor.

La Chica es un flashback sobre su existencia hasta que conoce al Chico, es el acercamiento directo que tendremos sobre los estragos de la enfermedad pandémica. En un pequeño bus convive un variado grupo que poco a poco se ve reducido porque están perdiendo contra un enemigo letal e invisible. Tal como la primera parte, bien podrían mencionarse lecciones acerca de como cada uno de los pasajeros podría representar algún aspecto de la humanidad, más considerando, esa apreciación es perfectamente válida para cualquier bus en el que alguien se haya subido. Fuera intencional o no, los monólogos acerca de cómo la soledad y el miedo a la inminente muerte pueden llegar a alguien sin importar de géneros, edades u ocupaciones, son otro apoyo para la pregunta que plantea Jin-Hoon. Para dar con el planteamiento de su respuesta sólo falta un empujón más.

Por definición, el epílogo comienza donde termina la historia, el cruento relato da un último giro en las sensibilidades del lector, el Chico llega al mar solo y perdido. Después de una elipsis temporal sigue en el mismo estado, en el mar, solo y perdido. Los pensamientos deprimentes ocupan los paneles, la vida parece que no tiene significado, la desgracia llega sin importar donde nos encontremos o como nos hayamos comportado, sencillamente parece que no hay escapatoria del vacío, y entonces conoce lo que será una futura familia.

Los próximos padres están eternamente marcados en su físico con las heridas de la guerra y aun así se les ve felices, esperando a su bebe, hablan un idioma diferente al Chico, sólo pueden entenderse a través de compartir como puedan. Ciertamente la familia es un símbolo universal, sólo que en necesidad de alinearlos a la temática del texto, lo tomaré desde el rol fundamental que representan en el cristianismo, porque es significativo como el comienzo de la revelación para el Chico es a partir del contacto con la unidad fundamental del cristianismo, la familia.

Previo al clímax, poco a poco se van rompiendo las barreras entre ambos, el Chico es cada vez más cercano a la familia porque ellos no le evitan, por el contrario, le invitan a formar parte del compartir, se vuelve cercano a ese calor olvidado del contacto. Es una conducta humana previsible y en línea al mismo mensaje, el amor de un núcleo familiar ablanda un corazón que sólo ha visto desgracias, desgraciadamente no es lo suficientemente fuerte para despejar todas sus dudas, aún en un rincón de sus sentimientos se encuentra esa incertidumbre de si en serio todo estará bien o si quisiera debería estarlo.

Esos pensamientos le congelan unos segundos cuándo ve la desgracia pasar frente a sus ojos, el ancla que le impide llegar a la superficie y rescatar a ese punto de vida que ha conocido, el lector ávido rápidamente reconocerá cuáles son los siguientes hechos a pasar, no en vano no son extraños ni únicos, la diferencia fundamental es el sentido brindado por Jeong. Mientras está debajo de las aguas, encima se posa una luz.

El panel está entre los 3 más representativos de toda la obra (los cuáles, precisamente están todos en el último par de capítulos) una luz sobre las aguas, en un fondo oscuro, tal como dicen las escrituras “En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra, reinaba el caos y no había nada en ellas. El abismo estaba sumido en la oscuridad, y el Espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas” (Génesis 1:1-2). No sólo le acompaña ese símbolo, en la esquina inferior izquierda hay una corona de espinas, es evidente la intención del autor, no es la carga simbólica del momento en sí, es la implicación de lo próximo.

Sale el Chico del mar, ha rescatado a su amigo, el panel está a color, se ve la luz, la luz de vida, la luz del amor, la luz de Dios.

La gran diferencia de The Horizon respecto a Job o Loaré el señor de la sabiduría, es que si tiene un mensaje, porque recordemos como la sin respuesta frente al fervoroso es otra característica del antiguo testamento, donde Dios es más justicia que amor, contrario a su hijo en el Nuevo Testamento. Cristo quien vino a amar a la humanidad, quien dijo “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primer y gran mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:37-40), la respuesta a porqué deberíamos seguir viviendo si hay desgracias, es por el amor, el amor a la vida.

No es nada que sea único o innovador, la diferencia es el esfuerzo del escritor por haberlo alcanzado satisfactoriamente en línea con sus intenciones, cuyos alcances universales sobrepasan a los símbolos cristianos que ha utilizado. De la fuerza emocional que tiene haber conseguido que el Chico, quién ha visto desgracias, machacado sus esperanzas y se ahogado en la absorbente soledad, pueda ver un mundo a color, porque la vida sigue y ama que así sea.

El último episodio es el colofón de la historia, el Chico comparte con la Niña y sus padres, ella crece vigorosamente. Están juntos día a día en la playa, por fin ha alcanzado la paz que tanto anhelaba, y sigue ahí en el mismo mar más no en la misma soledad, es parte de una familia, eso le es suficiente. Hasta tiene una conciliación con la muerte, viéndola como algo que sencillamente ha de pasar, le enseñó esa lección a la pequeña Niña. Se hace a la mar y ve en las aguas a ese Chico que alguna vez fue, asustado de no entender qué está pasando ni porque sucedía. Nunca encontró esas respuestas más si lo que debería hacer, seguir viviendo por el amor de vivir. Le da la mano a ese Chico, le recibe quién en su mayor acto de amor dio la vida por el mundo, el que tiene marcas de clavos en las palmas, le brindará el descanso que merece, se va con una sonrisa.

Ciertamente The Horizon es íntegramente sólo un mensaje, más no una reflexión gratuita sino un esfuerzo genuino en una temática trabajada en su narrativa y simbología. No importa si eres o no de la religión del autor, su mensaje es universal. Tengo interés en sus otros trabajos, especialmente The Boxer, del cuál también he escuchado buenas opiniones.

El horizonte inalcanzable, abstracto a la vez que presente, cuya misma existencia es suficiente para caminar en dirección a él; y que luego es la eterna representación de lo grande que es el cielo, mar y mundo. Que directamente en relación a este título: “Aparece asociado al mar… con él se une en el horizonte… llena del secreto de Dios; y con él se cierra, en imagen complementaria a la anterior, como una de las palmas de Dios” (Paulino Ayuso José, Miguel de Unamuno - Estudios sobre su obra IV, página 30, Ediciones Universidad Salamanca).


 


2 Comentarios

  1. La verdad es que no conocía la obra ni al autor, pero me lo has vendido muy bien tras esta reflexión que has hecho de la obra comparándola con ese marco tan cristiano que siempre se nos muestra y que aquí está representado de una forma muy sutil.

    Además está bien que sea leve, así se lee de una sentada. Muy buen análisis, un saludo Napo :D

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    1. Si, pese a que sin su fundamentelismo religioso la obra seguiría siendo un mensaje bien dado, ha sido esa dimensión cristiana la que especialmente me ha cautivado (y sorprendido porque no la esperaba). Además de no requerir mucho tiempo del lector, así que muy recomendada.

      Saludos Spi, gracias por leer y comentar :)

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