RESEÑA MOBILE SUIT GUNDAM: THE 8th MS TEAM

 

La que he considerado como la segunda fase de Gundam se compone de 3 partes: El hastío y reivindicación de Tomino (F91/Victory & Turn), los proyectos G, W y X (G Gundam, Wing y After X) y la trilogía de OVAS (Stardust Memories, War in the Pocket, The 8th MS Team). La última serie de Ovas se emite desde 1996 hasta 1999, 4 años después de Stardust, a la par que After Gundam X y finaliza un poco posterior al inicio de Turn a Gundam. 12 capítulos que entre el público “general” suele estar posicionado como una de las mejores obras de la franquicia, mientras que, entre los declarados fanáticos, las reacciones son más divididas, desde quienes también la cuentan entre sus favoritas y otros que son especialmente críticos.

Adelanto que pese a no ser de mis absolutas preferidas (actualmente estando en un 5to puesto), no la considero común o típica, es una obra con características únicas y merecedora del aura con la que es recordada. Antes de comenzar la reseña, recomiendo el análisis publicado por Jubei hace más de un año en su blog, es el más completo que he encontrado en búsqueda de similares para la construcción del presente artículo y del cual él ha pedido que supere en la presente reseña, sin embargo, por mucho que me esfuerce en el artículo, me sería imposible superar lo que ya está completo.

The 8th MS Team tiene una lamentable tragedia en su producción, seguramente notaste la alargada publicación de la obra aun siendo formato OVA, es debido a que el director original, Takeyuki Kanda, falleció en un accidente de tránsito el 27 de Julio de 1996, un mes desde que comienza la emisión de la serie. Kanda contaba con bastante experiencia en la industria, en Sunrise ejerció como director de varias series mecha (Kikou Senki Dragonar, Ginga Hyouryuu Vifam), las ovas del 8th Team fue su primera (y única) participación en Gundam.

Su repentino fallecimiento afecto la planificación de la obra, lo cual es notable a través de la periodicidad de publicación:

·         1996: 6 Capítulos.

·         1997: 2 Capítulos.

·         1998: 2 Capítulos

·         1999: 2 Capítulos

La mitad sale a la venta en el primer año siendo acreditado como director en los 5 primeros episodios, se denota como su experiencia permitió que aún sin su presencia pudiese publicarse con normalidad la primera mitad de la serie. A partir del 6to episodio, la acreditación y dirección de la producción recae en Umanosuke Iida. Usualmente relacionado con la fallida primera adaptación de Hellsing, también tiene en su haber la dirección de un par de Ovas de Devilman y Oira Uchuu no Tankoufu al comienzo de los 90, de obra póstuma la hexalogía de Towa no Quon emitida en 2011 (falleció de cáncer de pulmón en 2010).

Siguiendo las notas dejadas por Kanda, Iida continua la serie y logra que finalice tras 3 años de producción, más tiempo del que estaba originalmente planificado, pero a su vez, correspondiendo a lo que debería durar con tal de respetar el trabajo y visión que tenía Kanda. La serie tiene una película recopilatoria de los primeros 8 episodios titulada “Miller’s Report”, tanto aquella como el último episodio de 8th Team son dedicados a la memoria de Takeyuki.

La fama de The 8th MS Team se debe al “realismo” que permea prácticamente cada aspecto de la obra, partiendo de su narrativa y demostrado en su animación. La historia sucede en la guerra de un año en el sudeste asiático, en una zona sin nombre que prácticamente podemos afirmar que es Vietnam (agregando un desierto y una formación montañosa lo suficientemente alta para ser un nevado) el protagonista es Shiro Amada, un joven alférez de la Federación terrestre quién se dirige a la zona para ser comandante del pelotón 8.

Es un piloto que se diferencia en edad y rol de los protagonistas en las series principales, tiene más en común con Kuo Uraki de Stardust Memory, quién aun así ejercía un papel fundamental en el contexto de su serie, es decir, pese a lo inteligente o hábil que pueda llegar a ser Shiro, no deja de ser únicamente un soldado en el gran esquema de la guerra, porque tal como implica la sinopsis, la narrativa es sobre la vida cotidiana en el frente, dónde cumplen un papel designado. Precisamente lo esperado de un pelotón cualquiera.

El equipo esta conformado por otros 4 soldados: Karen, una hábil soldado de fuerte carácter y resolución, Michel un joven recluta que sobrelleva su miedo al frente por las cartas de amor que escribe y recibe de su novia, Terry un tosco veterano quién esconde un latente temor y Eledore, un amante de la música envuelto en este conflicto contrario a sus ideales. Varias actitudes de los personajes rememoran a soldados famosos en el cine bélico sobre la guerra de Vietnam: Joker (Full Metal Jacket), Elias (Platoon) o Mike (The Deer Hunter).

La mención sobre la habilidad y talento de los personajes es en términos meramente humanos, nada de Newtypes o poderes especiales, son buenos dentro de lo que es posible ser bueno. Es en los términos de esa escala que les son asignadas las misiones en los primeros episodios como son la captura de una posición en control del enemigo, mantenerse en espera por la eventual aparición de una nave extraña o realizar un patrullaje de reconocimiento.

Conforme avanza el conflicto, los objetivos son más importantes y difíciles, porque se vuelven cruciales para la completa captura de la zona para el frente, aunque aun así tienen la particularidad de que pese a ser lo más trascendental en ese momento, no son nombrados en la narrativa principal. Una mera casualidad que implica la existencia de acciones claves para el transcurso global del conflicto que únicamente se volvieron anécdotas para quienes se encontraban presentes.

La simpleza de los primeros objetivos también es de utilidad para el desarrollo del pelotón como grupo, el entendimiento de los asentados soldados con su nuevo comandante y cómo este ha de aprender a relacionarse con quienes serán sus subordinados. Comprender su posición, las cualidades del batallón a nivel individual y grupal, y por supuesto, el cambio que le representa al ser la tierra el nuevo campo de batalla.

En ese entonces ya eran varias las series de Gundam cuya parte de su trama se desarrolla en el espacio y otro en la tierra, en todas era evidente que cada entorno es completamente único, sin embargo, The 8th Team es la que ha realizado más énfasis en tales diferencias a través de su animación y dirección.

Por ejemplo, en F91 cuestiones como el peso y la destrucción son el detalle principal en sus batallas, la dirección está centrada en todo el daño que es capaz de causar hasta el objeto más “insignificante”. The 8th Team extiende esa perspectiva hacia lo horizontal, como se relacionan esos objetos tan innecesariamente grandes en ambientes a los que, de plano, no pertenecen en absoluto. La selva vietnamita los pondrá a prueba a través de sus tupidos árboles, desigual terreno y altísima humedad, notaremos buena parte de esas características en el extravío de Shiro después de un enfrentamiento, donde su extranjero cuerpo debe soportar condiciones que no había sentido durante un tiempo tan prolongado.

El pasar de los mechas en medio de la vegetación y como alertan a los animales, camuflarse en medio de la maleza aprovechando los colores de la máquina, ocultarse entre esa misma maleza para apuntar al enemigo, el mero hecho que se descompongan por el uso y las condiciones del terreno y no una gran batalla recordándonos que, de hecho, los mechas de esta serie no son especiales bajo ningún sentido, ni el as de la manga del enemigo o algo que consuma (literalmente) la mente de los pilotos. Son armas de destrucción producidas en masa.

Ninguna es mencionada, son hechos que vamos asumiendo de forma inconsciente por la exposición a los mismos, lo cuál es la mejor demostración de su coherencia porque si sucediera lo contrario habría una inmediata desconexión. La construcción de ese contexto también moldea lo que serán las batallas grupales porque habría esa misma pérdida de lógica si cada quién fuese por su cuenta y saliesen triunfantes, de hecho, desde el comienzo se puntualiza que ese comportamiento es la táctica incorrecta. Deben actuar de la forma en cómo están conformados, un pelotón.

Shiro en su posición de comandante ha de elaborar estrategias dónde utilice las habilidades de sus subordinados, así veremos en práctica hechos como asegurarse una posición, cubrirse, resistir hasta que otro logra un objetivo, apoyarse mutuamente en los tiroteos, reconocimiento de como la estrategia puede durar horas o días hasta alcanzar la meta. Comportamientos básicos en un conflicto bélico que no veíamos tan seguido o dedicado dada la usual aproximación de la franquicia en el espectáculo de las peleas 1 vs 1.

Otro aspecto que fortalece el realismo es la interacción de los soldados con los pobladores, no los utiliza sólo como personajes de fondo o que ni existan, interactúan con ambos bandos a través de su propia declaración como ente independiente por medio de la formación de su propio comando de guerrillas. El pueblo mantiene un estado de neutralidad mientras su unidad “oculta” sabotea ambos bandos, sencillamente intentan sobrevivir en el conflicto donde han quedado inmiscuidos.

Tal como suele ser la dicotomía de la mayoría de las obras bélicas y, por supuesto, en Gundam, su temática es plenamente antibélica. A través del desarrollo de Shiro se expondrán sus diferentes ideas, varias de las cuáles hemos visto, solo que evidentemente, la diferencia está en el modo en cómo se ha llegado a las mismas.

¿Y que ocurre exactamente respecto al desarrollo del alférez? No se preocupen, la mitología Gundam que tanto han visto y querido sigue presente, aunque con un matiz un poco menos trágico. Aina Sahalin, es una piloto de Zeon quién enfrenta a Shiro en el primer episodio, dadas las circunstancias tienen que colaborar si quieren sobrevivir. En la mutua ayuda conoce lo dedicado que puede ser Shiro hasta con sus adversarios, siendo la semilla de un interés representado por un reloj, y que más adelante germinaría como un amor, y si, uno prohibido debido a sus bandos. Para completar el triángulo (no amoroso) está Ginias Sahalin, el hermano de Aina, quién es el jefe ingeniero de Zeon en el sudeste asiático, este considera a su hermana como la hábil piloto que estará encargada de su diseño definitivo, un arma capaz de cambiar el curso de toda la guerra, el “Apsara”, una gigantesca nave con un rayo en capacidad de destruir áreas enteras en un solo instante.

Aina está envuelta por dos dilemas, un amor prohibido y el dónde reside su voluntad, Shiro/Ginias podría parecer una representación muy literal sobre cada bando, afortunadamente, no recae en algo tan simplista. Tal conjunción da la impresión de construir a un personaje complejo e interesante, sin embargo, es uno de los aspectos más criticados de la serie.

Siendo directo, ella no es meramente el “interés amoroso” porque si cuenta con una personalidad distintiva e ideales que van cambiando en el transcurso de la historia conforme a sus nuevas experiencias, a su vez que tampoco será un personaje especialmente recordado. El aspecto más débil de 8th Team es la trama amorosa que sirve como motor temático. Un poco irónico que, en contraste a su principal fortaleza, la autenticidad bélica, su falla sea el hilo romántico. 

Y no es que sea cuestión de ser contrario a los amores imposibles, es por lo evidente, si ha de suceder, al menos debería ser creíble que suceda. El flechazo es tan poderoso que únicamente les bastan dos encuentros antes de su emocionante clímax, el tiempo que pasan juntos es demasiado poco como para considerarle ese romance fundamental que la historia necesita. Así que, en este punto, el espectador tendrá las opciones de considerar esencialmente ilógicos todos los hechos que de ahí desprenden, o aceptarlo y ver que tiene la serie por ofrecer.

Hay dos puntos narrativos determinantes para la temática previos al final, el primero es el segundo encuentro entre Aina y Shiro porque a partir de su reencuentro se desarrolla el punto temático principal, sencillamente la obviedad de que cada parte está conformada por personas, un hecho que será reforzado en los siguientes episodios al incluir soldados que se comportan como personas cualesquiera, con sus dudas y motivaciones, sin importar el bando. El tiempo que pasan juntos les inmiscuye esa posibilidad de que, a través del dialogo, es posible llegar a un acuerdo en el conflicto (más adelante volveremos a esta observación tan idealista).

Una vez cada cuál regresa a sus respectivos bandos, van cambiando gradualmente, por parte de Aina la relación con su hermano es más accidentada, Ginias empeora en su enfermedad física y mental, lo que le mantiene férreo es su obsesión con el proyecto. Ese triangulo que he mencionado es uno aparente, su hermano como representación de la fraternidad se torna en una del sentido del deber que posteriormente se asumiría por completo a través de Norris.

Por su parte, las dudas que van surgiendo en Shiro gradualmente afecta a su desempeño como soldado y, por ende, la compenetración que tiene su escuadrón, también le es abierto un juicio militar bajo la sospecha de traición. Ese cambio que está teniendo es fundamental porque pasaría a ser una de las causas para la segunda situación más importante rumbo al clímax, el conflicto con el pueblo local.

La resolución a la tensa situación a 3 bandos en el pueblo es un recordatorio a Shiro de la complejidad de la guerra, la solución sí que podría conseguirse a través del dialogo, pero la avanzada del conflicto, las sospechas y precauciones, conforman entornos donde la prioridad es sobrevivir. Él no puede convertirse en un héroe, es únicamente un soldado con “buenas” intenciones, le es recordado que su posición sigue acondicionado al bando del que pertenece, pueden verse como quienes están en el lado “correcto”, pese a ser en úiltimas, invasores para los pobladores.

Parece que la obra señala el actuar de Shiro como uno equivocado y que sencillamente la guerra es demasiado grande para ser cambiada por los ideales de un hombre, en parte cierto, a excepción de las connotaciones negativas de estar siendo “castigado”. Al alférez se le muestra la ingenuidad existente en su propuesta, no que sea esencialmente la equivocada, con esos sentimientos que no termina de saber como canalizar y una Aina al borde entre lo que quisiera y lo que debería hacer, llega el clímax.

La última misión es la captura de una montaña donde se encuentra la base de Zeon y el Apsalus, el octavo pelotón está en el frente, Shiro llega a una respuesta de su dilema. Sólo tiene una forma de ser fiel a aquello en lo que cree y es renunciando a estar enlistado, abandona su posición y se convierte en desertor. El escuadrón pese a estar conflictuado, le deja ir, porque conocen el honor que tiene su comandante, saben que esa es la única forma que tiene para luchar.

No es una respuesta definitiva, porque como ha sido mostrado, la guerra es compleja, ninguna solución es sencilla, el idealismo de Shiro es únicamente eso, un idealismo antibélico que no es mostrado como la cura del mal, sólo una salida para quién estaba en un dilema por el conflicto entre sus sentimientos. Y es coherente con la observación acerca de su realismo, una persona es, en esencia, capaz de cambiarse a sí misma y ser fiel a aquello que está aspirando buscar ser.

Por supuesto, no es con únicamente mostrar la deserción que se haya llegado a una conclusión temática, la batalla en sí misma es la reivindicación de los planteamientos, sean temáticos o narrativos, como son la necesidad de una estrategia para la captura de un punto a través del avance en escalada, que debe de improvisar ante la aparición de un factor inesperado, el enfrentamiento de cada soldado entre el deber con su nación y lo que considera correcto, o el factor humano de ambas partes, genialmente demostrado a través de Norris y Ethan Ryder.

Norris es el soldado ideal, cree en su patria, en la causa que representa, no en las personas que han de dirigirle, sin embargo, si confía en Aina, su protegida. Está decidido a dar a la vida en el deber por el bien de su hogar y la integridad de la piloto. Shiro sabe que sólo podrá alcanzar su meta si da lo mejor de sí mismo, porque pese a no volver a pertenecer al ejército, su obligación se mantiene, la derrota del Apsalus y para ello deberá parar a Norris.

Gouf vs Ez8 es uno de los mejores combates de toda la franquicia y ni siquiera es como implica el nombre, un enfrentamiento individual, sólo la última parte de la secuencia les confronta directamente. El resto es una completa exhibición de las habilidades de Norris sobre cómo aprovechar el entorno para derrotar al escuadrón de Guntanks que impide el despegue seguro del Apsalus.

Evasión, distracción, flanqueo, cubrirse o generar confusión, diferentes tácticas para superar un enemigo numeroso, no es sólo que Norris sea hábil como luchador, tiene inteligencia militar para ver un terreno y usarlo a favor a través del aprovechamiento de sus habilidades aprovechando la potencia inherente al Mecha. Con tal refinamiento, que pese a Shiro salir triunfante, es decir vivo, del enfrentamiento, ha perdido porque no pudo evitar que destruyera cada Guntank.

A través de la batalla, en su dedicación y esfuerzo hacia la misma, quedaron expresados sus sentimientos respecto a la guerra, deber y prioridad, no se le puede reprochar a Norris, es un soldado recto y dedicado, plenamente admirable sin importar que sea de Zeon. Para el otro lado de la abalanza tenemos a Ethan Ryder, comandante en jefe de la Federación para la vigente batalla, previamente parecía ser un dirigente capaz de preocuparse por sus subordinados, en el transcurso del enfrentamiento por medio de sus desalmadas ordenes tanto con el enemigo y el batallón, se muestra igual de reprochable que Ginias.

Sea en la batalla o dirigentes, la guerra está conformada por personas, quienes crecieron con sus propias circunstancias para tener motivaciones/personalidades que les son propias, no por pertenecer a cierto extremo de la batalla son automáticamente “bueno/malo”. Es el factor gris que depende del punto particular de vista, varias veces demostrado en Gundam y con uno de sus mejores refinamientos en la batalla final de 8th Team.

El Apsalus es derrotado en la batalla, su explosión simboliza la derrota de Zeon en el sudeste asiático, dado que los cuerpos de Shiro y Aina no fueron encontrados, se les da por muertos; meses después sucedería la operación Odessa que marcaría la victoria para la Federación. Para prevenir otro conflicto de escala universal, la Federación decide crear una unidad elite encargada de vigilar los remanentes de Zeon, se les llama Titanes.

Sin saberlo, se cimenta el camino a una nueva tragedia.

El último episodio es más cercano a un epílogo que una continuación, nos presenta un hecho común en Gundam que era completamente ajenos a la particular hasta ese momento, es decir, los Newtypes, que de todas formas, es abordado con sobrio realismo. El episodio cambia completamente la dirección para sentirse como una anécdota que no ha pasado, una extraña historia que dejará marca en todos sus participantes pese a parecer el no haber ocurrido, logrado a través de la repetición de elementos, una escalada en la prioridad del contexto en vez de las acciones de los personajes, y por supuesto, su narración no completamente clara. Otro tipo de heridas que deja la guerra. 

En la despedida vemos a Shiro viviendo tranquilamente con Aina en medio del bosque, dan la bienvenida a Kiki y Michel. Únicamente de ellos sabemos algo de sus vidas post guerra, los demás miembros del escuadrón fueron reubicados, no es como si hubieran existido arcos de personaje completamente formalizados para cada cual, aunque sí tuvieron sus desarrollos puntuales en capítulos particulares dedicados (casi todos), dónde radicaba su valor es en los momentos que construían diariamente en la convivencia en el frente. Como un pelotón.

Desgraciadamente desconozco si fueron “creados” nuevos sonidos para acompasar la presencia de Mechas en terrenos terrestres, lo que si puedo desbordar en elogios es la siempre eficiente edición de sonidos porque contra los claramente espaciales (rayos, hipervelocidad), la batalla en la selva esta con ruidos mecánicos, balas y hasta el ocasional huir de animales. La música está compuesta por Tanaka Kouhei, quién ya había trabajado en G Gundam y cuenta con un amplio portafolio (desde Gunbuster hasta Hyouka), y es un trabajo simplemente completo, tracks para batalla y hasta la canción que tanto gusta a Elenore.

Quiero destacar especialmente a sus OP y ED porque cada uno captura a la perfección en su minuto y medio la personalidad del Octavo Pelotón, sobre todo su Opening “Shine in the Storm”, con pequeñas estampas de momento particulares da un completo recorrido a la vida en el frente. Basta con verlo para tener clara la intencionalidad de toda la obra.

8th Team pese a los problemas de su producción sería un éxito superior a Stardust Memory en cuanto a ventas, sin embargo, pasarían 15 años hasta que la franquicia regresará con una obra completamente dedicada al formato OVA. Por ahora, se acerca el final del milenio y un sonado fracaso conllevaría un replanteamiento sobre hacia donde debería dirigirse la franquicia.

Alguien podrá haberse dado cuenta de que no mencione a Ginias más de un par de veces pese a incluirlo en el “triángulo de la mitología Gundam”, y es porque simplemente no hay mucho que decir, su papel es tan plano que podría ser reemplazado con otro personaje con nivel equivalente de obsesión, y no cambiaría casi nada. Uno de los puntos negativos de la obra junto a la arrastrada trama romántica, de todas maneras, son sólo aspectos que no derrumban al gran esfuerzo dedicado a lo demás.

Tal como al comienzo, The 8th Team merece el puesto que le ha otorgado la historia. La dedicación para un acercamiento realista a un conflicto con Mechas en entornos exóticos, a través de una dirección/animación cuidados al punto, y una reflexión temática demostrada en la caracterización y acciones de sus personajes. De la ingenuidad de creer que puede cambiarse un conflicto a través de meramente palabras y la todavía peor ingenuidad de convencerse que no hay nada que pueda hacerse.

7/10


 

2 Comentarios

Jubei Kibagami ha dicho que…
Excelente trabajo. No esperaba menos en tu dedicación como las otras entradas de Gundam. En particular, alabo tu comentario sobre el conflicto de Shiro Amada sobre que no puede convertirse en un héroe y no es posible resolverlo solo con mero idealismo. Y lo de Norrie con su deber también muy bien. Si modifico algún día mi análisis tendré en cuenta esos puntos porque me quedó la espinas de un trabajo no tan logrado como imaginé en un principio.

Saludos
Napo ha dicho que…
Saludos Jubei

Como siempre gracias por leer y por los comentarios, sé que no son por caridad y de verdad me ponen contento, dije muy en serio que tu análisis me parecía lo más completo que podía haber sido. Así que, que hayas encontrado hechos de valor para corregir es algo que hizo valer la pena el presente escrito.

Nuevamente, un saludo :)